Ficha de la receta
Título: Receta: Pollo Pesto al Horno con Espárragos y Nueces
Raciones: 4
Preparación: 15 minutos
Cocción: 20 minutos
Listo en: 35 minutos
Calorías por ración: 649 kcal
Presentación y enfoque
Esta receta es uno de esos platos sencillos que funcionan como comodín en la semana: combina pollo tierno, verduras frescas y una pesto herbácea que aporta brillo y grasa saludable. Me gusta prepararla cuando quiero una cena completa en una sola bandeja y con mínima limpieza posterior. La técnica se basa en dos momentos claros: infusionar parte del pesto en el pollo y terminar con pesto fresco y nueces para mantener contraste de textura y sabor.
Al adaptar la receta he priorizado claridad en las cantidades y pasos, y convertí las medidas al sistema métrico para facilitar su ejecución en cocinas europeas. También doy alternativas y consejos prácticos para que el resultado sea constante aun si cambian ingredientes o tamaño de las piezas de pollo.
Lee cada bloque antes de empezar; he incluido trucos de cocción y errores frecuentes para evitarlos. Cocinar así evita sorpresas en el horno y garantiza pollo jugoso y verduras crujientes.
Ingredientes
Ingredientes del pesto
Para conseguir un pesto aromático que cubra y realce el pollo, utilizo hojas frescas de albahaca combinadas con nueces y queso parmesano. La receta original indica 1 1/2 tazas de hojas de albahaca, que ya viene referenciada con 48 g; mantengo ese valor porque facilita manejar la textura en el procesador. Añadimos 1/4 de taza de nueces para aportar cuerpo y untuosidad, queso parmesano rallado para salinidad y umami, ajo para carácter y aceite de oliva para emulsionar y dar brillo.
En mis pruebas he comprobado que sustituir piñones por nueces funciona muy bien: las nueces dan una cremosidad más marcada y resultan más económicas. Si la albahaca está húmeda, la seco con papel absorbente antes de procesar para evitar que el pesto se vuelva demasiado líquido. Ajusto la sal al final, teniendo en cuenta que el parmesano ya aporta sodio.
Medidas clave del pesto: 48 g de hojas de albahaca, 1/4 taza de nueces, 1/4 taza de parmesano rallado, 2 dientes de ajo, y 1/2 taza de aceite de oliva (aprox 120 ml). Sazonar al gusto con sal y pimienta. Preparar el pesto con cuidado del procesado: pulsos cortos y control del aceite evitan sobrecalentar y oxidar las hojas.
Pollo y verduras
La parte proteica es 1 1/2 libras de pechuga de pollo deshuesada y sin piel, troceada en cubos de 2,5 cm aproximadamente; en medidas métricas eso equivale a alrededor de 680 g. Para las verduras usamos 1 libra de espárragos sin tallos duros, cortados en trozos de 3–4 cm, aproximadamente 450 g, y una pinta de tomates tipo uva, que son unos 2 tazas, en torno a 300–350 g.
Añado también 1/2 taza adicional de nueces para el remate y textura. Salpimienta antes de hornear y reserva parte del pesto para añadir al final. Los espárragos finos funcionan mejor porque se cocinan en el mismo tiempo que los dados de pollo; si tus espárragos son gruesos, córtalos en diagonal y ajusta el tiempo de cocción.
Consejo profesional: seca bien el pollo con papel de cocina antes de mezclar con el pesto. Un pollo demasiado húmedo generará líquido en la bandeja y los tomates se cocerán en exceso. Si aparece líquido, escúrrelo brevemente con una espátula para que las verduras y el pollo se doren mejor.
Pasos
Preparar el pesto
Primero preparo el pesto porque parte de él irá a marinar y otra parte se añadirá al final para mantener frescura. En el procesador pongo las hojas de albahaca, 1/4 de taza de nueces, el parmesano y los dientes de ajo. Pulso varias veces hasta que los ingredientes estén gruesamente picados.
Luego incorporo el aceite de oliva en un chorro fino mientras pulseo para emulsionar. Ajusto con sal y pimienta. La textura deseada es espesa pero fluida: debe adherirse al pollo sin convertirlo en una crema líquida. Si el pesto queda demasiado denso, añado una cucharadita de agua o un poco más de aceite, pero con moderación.
Guarda 1/4 de taza de pesto para terminar el plato. En mi experiencia ese remate de pesto fresco aporta brillo y contraste aromático que desaparece si todo el pesto se hornea desde el inicio.
Hornear el pollo y las verduras (pasos numerados)
- Precalentar el horno a 200 grados C.
- Forrar una bandeja de hornear con papel de horno o engrasarla ligeramente.
- Colocar los dados de pollo y los trozos de espárragos en la bandeja y verter 60 ml de pesto sobre ellos (1/4 de taza). Salpimentar y mezclar bien para que todo quede cubierto de manera uniforme.
- Extender en una sola capa, evitando que las piezas de pollo se solapen, para asegurar un horneado parejo. Hornear 10 minutos.
- Retirar la bandeja y, si se ha acumulado líquido en la esquina, escurrirlo con cuidado usando una espátula como guardián para que no caigan los ingredientes.
- Agregar los tomates uva, mezclar y volver al horno 8 a 12 minutos más, hasta que los trozos más grandes de pollo marquen 74 grados C en el centro o hasta que no haya jugos rosados.
- Sacar del horno, mezclar con la otra 1/4 de taza de pesto reservada y espolvorear las 1/2 taza de nueces. Servir inmediatamente para disfrutar contraste entre calor y frescura.
Un truco que aplico: si el pollo se dora demasiado rápido pero aún no está hecho por dentro, bajo la temperatura 10 grados y cubro ligeramente con papel de aluminio para terminar la cocción sin quemar la superficie.
Notas, variantes y conservación
Conservación y preparación anticipada
El pesto se presta muy bien para prepararse con antelación. Lo congelo en porciones (cubitos en bandejas de hielo o pequeños recipientes) para disponer de pesto durante meses. Cuando lo descongelo en la nevera queda listo para usar en esta receta o en pasta, sándwiches y aderezos.
El plato montado se mantiene en la nevera hasta 3 días en un recipiente hermético. Para recalentar, distribuyo el contenido sobre una bandeja y lo caliento en horno a 160 grados C hasta que esté tibio, de ese modo los espárragos recuperan textura y las nueces no se reblandecen por completo.
No recomiendo congelar el plato ya cocinado con tomate, porque los tomates pierden textura al descongelar. Si quieres planificar porciones congeladas, guarda el pollo con pesto separado de las verduras y añade tomates frescos al recalentar.
Variantes y sustituciones
Puedes cambiar las nueces por piñones o almendras en el pesto si buscas otro perfil de sabor. Para una opción sin frutos secos, prueba sustituir por semillas de girasol; la textura será diferente pero válida.
Si prefieres otra proteína, muslos de pollo en trozos funcionan excelente y aportan más jugosidad; sin embargo ajustaré tiempo de cocción porque los muslos suelen necesitar un poco más. Para opción vegetariana, sustituye el pollo por tofu firme cortado en cubos y aumenta el tiempo de horneado hasta que los bordes estén dorados.
En cuanto a verduras, judías verdes o calabacín fino encajan bien siempre que su tiempo de cocción sea similar al del pollo troceado. Evita verduras muy densas como zanahoria gruesa sin precocción, porque no se cocinan al mismo ritmo.
Tabla nutricional
| Componente | Por ración |
|---|---|
| Calorías | 649 kcal |
| Grasas | 47 g |
| Grasas saturadas | 7 g |
| Colesterol | 113 mg |
| Sodio | 307 mg |
| Potasio | 1270 mg |
| Carbohidratos | 13 g |
| Fibra | 5 g |
| Azúcares | 5 g |
| Proteína | 42 g |
| Vitamina A | 2575 IU |
| Vitamina C | 27.2 mg |
| Calcio | 167 mg |
| Hierro | 4.6 mg |
Preguntas frecuentes
¿Puedo usar pesto comprado?
Sí, el pesto comercial es una alternativa válida cuando el tiempo apremia. Sin embargo, suele ser más salado y su intensidad aromática puede ser inferior al pesto recién hecho. Si lo usas, pruébalo antes de salar el plato.
Cuando emplees pesto comprado, reduce la sal en la bandeja y añade nueces tostadas al final para recuperar textura. También puedes diluir un poco el pesto con aceite o un chorrito de agua si está muy denso.
Ten en cuenta que el pesto comprado puede contener conservantes y sabores añadidos; en mi experiencia, ajustar la acidez con unas gotas de limón mejora su frescura antes de hornear.
¿Qué hago si mi bandeja suelta mucho líquido?
El líquido suele aparecer si el pollo no está bien seco o si los tomates son muy jugosos. Para manejarlo, escúrrelo con cuidado tras los primeros 10 minutos de horneado, inclinando ligeramente la bandeja y usando la espátula como barrera.
También ayuda no sobrecargar la bandeja: un solo estrato permite evaporación rápida y dorado. Si usas una bandeja pequeña, reduce cantidades o hornea en dos tandas para evitar cocción al vapor.
Si quieres maximizar el dorado, sube la temperatura 10 grados al final y mantén vigilancia para que no se queme el pesto ni las nueces.
¿Puedo preparar todo con antelación?
Preparar el pesto con antelación es ideal: lo congelo en porciones y así siempre tengo a mano. El pollo y las verduras conviene montarlos minutos antes de hornear para evitar que suelten demasiado líquido y que los tomates se ablanden en exceso.
Si de todos modos avanzas montaje, reserva los tomates para añadir justo antes de la segunda horneada. Esto preserva su textura y evita que el plato pierda definición al recalentarlo.
En resumen, adelanta lo que no suelte agua (pesto, nueces tostadas) y deja lo que sí (tomates, espárragos si son gruesos) para último momento.
¿Cómo consigo que las nueces queden crujientes?
Las nueces se tuestan mejor en sartén seca o en el horno a 160 grados C durante 6–8 minutos hasta que desprendan aroma. Añádelas al final del plato en caliente para mantener su crocancia.
Si las colocas antes en la bandeja, se humedecerán con los jugos del pollo. Por eso prefiero tostar unas pocas y guardarlas para espolvorear al servir: ofrecen el contraste perfecto.
Si buscas una versión aún más crujiente, pica las nueces gruesas y tuéstalas con una pizca de sal; el tamaño y el toque de sal realzan la textura y el sabor en cada bocado.







