Este plato reúne textura crujiente en la piel, carne jugosa y verduras asadas en una sola bandeja: polvillo de hierbas, mantequilla bajo la piel y un pollo aplanado que se cocina rápido y de forma uniforme. Lo preparo siempre cuando necesito un menú sencillo con resultado espectacular.
- Raciones: 6
- Preparación: 25 minutos
- Cocción: 50–60 minutos
- Listo en: 1 h 15 min
- Temperatura del horno: 220 °C (aprox. 425 °F)
- Calorías: no especificadas en la receta original
Ingredientes
Para el pollo
Trabajo con un pollo entero de entre 4 y 4,5 lb (≈1,8–2 kg). Esa talla permite que, al spatchcockearlo, el ave quede lo bastante extendida para cocinarse con velocidad y uniformidad; además cabe con comodidad en una bandeja grande con las verduras alrededor.
La grasa y la manteca son cruciales para lograr jugosidad y sabor: uso 3 cucharadas de mantequilla blanda que mezclaré con ajo y hierbas. Bajo la piel es donde la mantequilla actúa directamente sobre la carne, aportando humedad y sabores concentrados.
Sazonar de forma sencilla funciona mejor: sal, pimienta y 1 cucharadita de pimentón para color. Añade el rallado de limón en la mantequilla para un brillo aromático que corta la sensación pesada del asado.
- 1 pollo entero de 4–4,5 lb (≈1,8–2 kg)
- 3 cucharadas de mantequilla, blandas
- 1½ cucharadita de ajo picado
- 1½ cucharadita de tomillo fresco picado
- 1½ cucharadita de romero fresco picado
- 2 cucharaditas de ralladura de limón (más gajos para servir)
- Sal y pimienta al gusto
- 1 cucharadita de pimentón
Para las verduras
Las verduras asadas acompañan al pollo y absorben sus jugos, así que elijo tubérculos resistentes que no se deshagan durante la cocción prolongada: 1,75 lb de patatas rojas (≈800 g) y 1 lb de zanahorias (≈450 g) en trozos generosos.
El aceite de oliva y las mismas hierbas del pollo (romero, tomillo) mantienen la coherencia de sabores. Añadir un poco de ajo extra y perejil fresco al final eleva el conjunto sin añadir complejidad innecesaria.
Si no tienes hierbas frescas puedes usar versiones secas a un tercio de la cantidad indicada; la receta funciona bien con ese ajuste y sigue entregando buen aroma y sabor.
- ≈800 g de patatas rojas, en trozos de 3–4 cm
- ≈450 g de zanahorias, peladas y en trozos de 2–3 cm
- 2 cucharaditas de ajo picado (restante)
- 1 cucharada de romero fresco picado
- 2 cucharaditas de tomillo fresco
- 1 cucharada de aceite de oliva
- 3 cucharadas de perejil fresco picado (para servir)
Pasos
Preparación y técnica spatchcock
Empiezo siempre con el pollo frío y el tablero estable. Coloco el ave boca abajo y, con unas tijeras de cocina resistentes, recorto la columna vertebral desde el extremo del cuello hasta la cola; recomiendo conservarla para caldo si sueles hacerlo, pero no es imprescindible.
Después abro el pollo en libro y, si te resulta más cómodo, puedes cortar ligeramente por la línea del esternón para ayudar a aplanarlo. Gira el pollo y presiona con la palma de la mano sobre el pecho para fracturar el hueso central y que la pechuga quede plana; esto permite un asado uniforme y reduce el tiempo de horno.
Mi consejo de experta: seca ligeramente la piel con papel absorbente para favorecer el dorado. A continuación, preparo la mantequilla de hierbas mezclando la mantequilla blanda con 1½ cdita de ajo, 1½ cdita de tomillo, 1½ cdita de romero y la ralladura de limón; sazono con aproximadamente ¾ cdita de sal y ¼ cdita de pimienta, ajustando al gusto.
Rellenar, sazonar y ubicar en la bandeja
Separa la piel con la parte trasera de una cuchara o con el dedo (con suavidad) y reparte la mantequilla entre la piel y la carne, concentrándola en pechugas y muslos sin romper la piel; esto es lo que garantiza la carne jugosa al asarla.
Coloca el pollo con la pechuga hacia arriba en una bandeja amplia (mínimo 18 x 13 pulgadas o similar). Tuckea las puntas de las alas bajo el pollo y espolvorea pimentón, sal y pimienta por toda la piel para favorecer un color dorado intenso.
En un bol mezcla las patatas y las zanahorias con el aceite de oliva, el resto del ajo, las hierbas y salpimienta al gusto. Distribuye las verduras alrededor del pollo en la bandeja, aprovechando huecos bajo el cuello y las alas si necesitas más espacio.
- Precalienta el horno a 220 °C.
- Quita la columna vertebral del pollo y ábrelo en libro; presiona el pecho para aplanarlo.
- Mezcla la mantequilla con ajo, tomillo, romero y ralladura de limón; sazona.
- Separa la piel y unta la mantequilla bajo ella en pechugas y muslos; seca la piel exterior.
- Coloca el pollo en la bandeja, sazona la piel con pimentón, sal y pimienta.
- Mezcla las verduras con aceite y hierbas; extiéndelas alrededor del pollo.
- Asa 50–60 minutos, hasta que el centro de las pechugas marque 71 °C (160–165 °F) en el termómetro instantáneo; los muslos pueden estar más calientes.
- Si las verduras se doran demasiado, remuévelas a los 30 minutos para que se tuesten por igual.
- Retira del horno, cubre con papel de aluminio y deja reposar 10 minutos antes de cortar; rocía con perejil y gajos de limón al servir.
Notas, variantes y conservación
Variantes y sustituciones
Si buscas otro perfil de sabor, cambia las hierbas: salvia, albahaca o eneldo funcionan bien según el acompañamiento. Para un giro más fresco agrega cilantro y limón a última hora.
Si sólo dispones de hierbas secas, reduce la cantidad a un tercio; las secas concentran sabor y pueden dominar si se usan en la misma proporción que las frescas.
También puedes variar las verduras: coles de Bruselas, calabaza, boniato o judías verdes encajan. Ten en cuenta que verduras como el brócoli o las judías deben añadirse a mitad de cocción para evitar que se reblandezcan en exceso.
Conservación y recalentado
Guardo las sobras en la nevera hasta 3 días; lo más práctico es separar carne y verduras en recipientes herméticos para recalentar mejor. La receta original aconseja no congelar las verduras asadas, porque la textura empeora.
Para recalentar recomiendo microondas al 50 % de potencia por cortos intervalos o una sartén con un chorrito de aceite para recuperar parte del crujiente en la piel y en las verduras. Si congelas sólo el pollo, puede guardarse hasta 3 meses; descongela en la nevera antes de recalentar.
Un uso inteligente de los restos: reserva la carcasa y la columna vertebral para hacer caldo casero; es una manera eficiente de aprovechar restos y añadir profundidad a futuras salsas.
Errores comunes y consejos de experta
Un fallo frecuente es usar zanahorias muy finas: se deshacen antes de que el pollo alcance la temperatura interna. Yo prefiero zanahorias más gruesas para que mantengan textura.
Otro error es no secar la piel antes de asar: la humedad impide que la piel adquiera ese tono dorado y crujiente. Sécala con papel absorbente y encontrarás una piel más seca y mejor dorada.
Usa un termómetro de lectura instantánea para no pasarte con las pechugas: quiero que alcancen 71 °C (160–165 °F en la guía original para el centro de la pechuga), punto en el que siguen jugosas. Deja reposar 10 minutos para redistribuir los jugos.
Tabla nutricional
Información sobre la tabla
La receta original no proporciona valores concretos de macronutrientes ni calorías por ración, por lo que aquí indico los conceptos habituales y la nota sobre la falta de datos específicos.
Si necesitas datos precisos, lo correcto es calcularlos según el peso exacto de los ingredientes que utilices y el tamaño de las raciones; herramientas de cálculo nutricional o etiquetas de los productos te darán cifras precisas.
A continuación incluyo una tabla con los campos habituales y, cuando no hay cifras en la receta original, lo indico explícitamente.
| Por ración | Valor |
|---|---|
| Calorías | No especificadas |
| Grasas | No especificadas |
| Grasas saturadas | No especificadas |
| Hidratos de carbono | No especificados |
| Azúcares | No especificados |
| Proteínas | No especificadas |
| Fibra | No especificada |
| Sal | No especificada |
Preguntas frecuentes
¿Qué significa “spatchcock” y por qué usarlo?
Spatchcock es la técnica de retirar la columna vertebral y abrir el pollo para aplanarlo; así la superficie expuesta se incrementa y el calor llega de forma más uniforme.
La ventaja práctica que busco con esta técnica es reducir el tiempo de cocción y evitar que las pechugas se resequen mientras esperamos a que los muslos alcancen temperatura segura.
Además, el pollo queda listo en una sola bandeja junto a las verduras, lo que simplifica el servicio y la limpieza posterior.
¿A qué temperatura debe llegar la carne?
Para asegurar jugosidad en las pechugas el termómetro debe marcar entre 71 °C y 74 °C en el centro (la receta original indica 160–165 °F, equivalentes a esos grados). Los muslos soportan temperaturas mayores sin secarse.
Uso termómetro de lectura instantánea; es la forma más fiable de evitar carne seca. Inserta la sonda en la parte más gruesa de la pechuga sin tocar hueso.
Recuerda dejar reposar 10 minutos tras sacarlo del horno: la temperatura se estabiliza y los jugos se redistribuyen, logrando mejor textura al cortar.
¿Puedo usar hierbas secas en vez de frescas?
Sí: si sólo tienes hierbas secas, reduce las cantidades a aproximadamente un tercio, porque su sabor está más concentrado. Por ejemplo, usa ½ cdita de romero seco en lugar de 1½ cdita fresca.
Las hierbas secas han de mezclarse bien con la mantequilla o el aceite para que liberen su aroma durante la cocción. Si las espolvoreas en seco, corre el riesgo de que quemen.
Mi recomendación es combinar secas y frescas si puedes: secas en la mantequilla y un poco de fresca al final para frescor y color.
¿Qué verduras funcionan mejor y cuándo añadirlas?
Prefiero tubérculos firmes como patatas y zanahorias, que toleran el tiempo de asado sin desintegrarse. Para verduras delicadas (brócoli, judías) añádelas a mitad de la cocción para que conserven textura.
Si usas calabaza o boniato, córtalos en trozos más grandes: absorben mucho calor y pueden quedar demasiado blandos si son pequeños.
Evita zanahorias muy finas; se caramelizan demasiado pronto y pueden perder estructura antes de que el pollo termine de cocinarse.
¿Puedo congelar las sobras?
La receta original desaconseja congelar las verduras asadas por la pérdida de textura; sí puedes congelar la carne en porciones hasta 3 meses.
Descongela siempre en la nevera y recalienta suavemente para mantener la jugosidad. Para recuperar piel algo crujiente, pásala brevemente por el horno o una sartén caliente.
Si eres de los que suelen preparar caldo, guarda la carcasa y la columna vertebral en el congelador hasta que tengas suficiente para un caldo casero.







