Guía sobre qué hacer con tarjetas de crédito no usadas en 2025

Claves prácticas y ejemplos numéricos para decidir si mantener o cerrar tarjetas de crédito no usadas: riesgos, costes, pasos de cierre y efectos en la puntuación, adaptados a hogares y pymes.

Como analista económico, veo con frecuencia la misma duda: ¿qué hacer con una tarjeta de crédito que no se utiliza? La respuesta no es absoluta, pero se apoya en tres hechos recurrentes: los emisores suelen cerrar cuentas inactivas tras un periodo que suele rondar los 12 meses; las tarjetas aportan crédito disponible que afecta a la utilización; y algunas tarjetas generan costes, como la cuota anual, que pueden hacer que mantenerlas sea contraproducente. En este texto ordeno esos elementos, explico riesgos y beneficios, doy criterios prácticos para hogares y pymes, presento ejemplos numéricos sencillos y describo los pasos habituales para cerrar una tarjeta.

Claves rápidas

Para decidir con criterio conviene retener unas pocas ideas concretas y verificables. Las enumero y las desarrollo a continuación para que el lector pueda aplicarlas sin ambigüedad.

  • Cierre por inactividad: muchos emisores cierran tarjetas no usadas; 12 meses es una referencia razonable.
  • Uso mínimo para mantener abierta la cuenta: usar la tarjeta una vez por trimestre reduce el riesgo de cierre por inactividad.
  • Impacto en la puntuación: cerrar una tarjeta reduce crédito disponible y puede aumentar la utilización, con efecto negativo en la nota crediticia.
  • Edad de las cuentas: las cuentas antiguas benefician la puntuación; algunas permanecen registradas tras el cierre durante cerca de 10 años.
  • Tarjetas con cuota anual: si no se usan, la cuota es un coste evitables; conviene comparar coste vs. beneficio.
  • Tarjetas de tienda: a menudo ofrecen ventajas iniciales; tras aprovechar la promoción pueden cerrarse con bajo impacto.
  • Proceso de cierre: pagar el saldo, pedir cierre por teléfono, confirmar por escrito y verificar el reporte crediticio en los meses siguientes.

Cada una de estas claves se puede matizar: por ejemplo, la etiqueta de “tarjeta de tienda” no define por sí sola si debe mantenerse; lo importante es comparar su coste real (cuota, tipos) frente a la utilidad que aporta en promedio. En mi experiencia, la mayoría de las decisiones sensatas combinan mediciones sencillas (límites, saldos, cuota anual) con una comprobación posterior en el informe de crédito para confirmar cómo se registró el cierre.

Riesgos y efectos en la puntuación

Cierre por inactividad

Los emisores revisan periódicamente las cuentas y, si detectan inactividad, pueden cerrar la tarjeta. El plazo varía por entidad, pero es habitual que una tarjeta sin uso durante alrededor de 12 meses pase a estar en riesgo de cierre.

Este cierre no suele tener una comunicación amplia más allá del aviso del emisor: de repente la línea desaparece. Por eso recomiendo mantener movimientos pequeños y controlados si la prioridad es conservar la cuenta abierta.

Usar la tarjeta una vez por trimestre es una regla de práctica extendida. No es una garantía contractual, pero reduce notablemente la probabilidad de que el emisor la considere inactiva.

Utilización de crédito y crédito disponible

La utilización de crédito es la proporción entre lo dispuesto en tarjetas y el total de límites disponibles. Es uno de los indicadores que más peso suele tener en los modelos de puntuación.

Si cierras una tarjeta, el límite que aportaba deja de contar como crédito disponible. Con la misma deuda, la proporción sube y eso puede traducirse en una revisión a la baja de la puntuación.

Por eso conviene calcular el efecto antes de cerrar: comparar el crédito total actual con el crédito que quedaría tras cerrar la cuenta y medir la nueva utilización; esa diferencia indica la magnitud del impacto probable.

Edad del crédito y cuentas cerradas en buen estado

La antigüedad de las cuentas en el historial crediticio es otro elemento que favorece la puntuación: cuentas antiguas demuestran experiencia gestionando crédito.

Cuando una tarjeta se cierra en buen estado, esa referencia suele permanecer en los informes durante un periodo largo, aproximadamente 10 años. Ese registro ayuda a conservar parte de la historia crediticia incluso tras el cierre.

No obstante, perder una cuenta antigua y con buen historial puede reducir ese componente positivo con efectos que conviene considerar en la decisión.

Cuándo cerrar una tarjeta y cuándo mantenerla

Tarjetas con cuota anual

Si una tarjeta cobra una cuota anual y no la utilizas para extraer un valor equivalente (descuentos, seguros, recompensas), la cuota es un gasto puro. En ese caso el balance entre coste y beneficio suele inclinarse a favor del cierre.

Antes de cerrar, conviene activar beneficios que compensen la cuota por un año (por ejemplo, descuentos o pólizas vinculadas). Si eso no es posible, pagar la cuota por una tarjeta sin uso significa perder dinero sin retorno evidente.

En mi práctica veo muchas decisiones racionales basadas en este criterio: mantener sólo aquellas tarjetas cuya ventaja anual supera la cuota. Para tarjetas con cuota elevada y uso nulo, cerrar suele ser la opción más eficiente financieramente.

Tarjetas de tienda y ventajas temporales

Las tarjetas emitidas por comercios suelen ofrecer promociones de captación (descuentos inmediatos, periodos sin intereses). Es frecuente que el usuario las contrate por esa ventaja puntual y no las use después.

Una vez aprovechada la promoción y saldada la compra, el valor continuado de esa tarjeta suele ser limitado. Cerrar una tarjeta de tienda después de pagar la deuda normalmente tiene un impacto menor en la puntuación, sobre todo si no era una cuenta con un límite grande ni antigüedad relevante.

En varios casos he observado que, por claridad administrativa y control del gasto, cerrar esas tarjetas facilita la gestión mensual sin penalizaciones significativas en el historial.

Mantener la tarjeta más antigua, la única o la de mayor límite

Antes de cerrar conviene comprobar si la tarjeta es tu cuenta más antigua, tu única tarjeta o la que aporta el mayor límite. Cerrar cualquiera de estas puede tener consecuencias sensibles en la puntuación.

Si una tarjeta es la más antigua, su pérdida afecta a la antigüedad media del historial. Si es la única, claramente reduces la diversidad y el crédito disponible. Si aporta el mayor límite, su cierre puede elevar la utilización con más fuerza que una tarjeta de límite pequeño.

Por tanto, la decisión suele ser selectiva: cerrar tarjetas de poco uso y bajo límite, y mantener aquellas que cumplen alguna de las características anteriores.

Impacto práctico para hogares y pymes

Traducir estos conceptos a situaciones concretas aclara su alcance. A continuación presento ejemplos sencillos y aplicables, sin fórmulas complejas, para hogares y pequeñas empresas.

Ejemplo 1 — Hogar: supongamos dos tarjetas con límites de 5.000 y 2.000 euros; saldo total 700 euros. Crédito disponible inicial: 7.000 euros; utilización: 700/7.000 = 10%. Si cierro la tarjeta de 2.000 euros, el crédito disponible baja a 5.000 euros y la utilización pasa a 700/5.000 = 14%. Ese cambio de 4 puntos porcentuales puede ser suficiente para mover indicadores de riesgo en modelos automáticos.

Ese mismo ejemplo muestra dos caminos operativos: mantener la tarjeta y usarla puntualmente para compras pequeñas (por ejemplo, un gasto trimestral de 50 euros que se paga en el próximo mes), o cerrar la tarjeta tras confirmar que no era la más relevante y que su cierre no eleva la utilización por encima de umbrales internos que influirían en decisiones de crédito futuras.

Ejemplo 2 — Pyme: una pequeña empresa con tres tarjetas (límites: 10.000, 3.000 y 1.000 euros) y saldo de 1.500 euros tiene crédito total 14.000 y utilización 11%. Cerrar la tarjeta de 1.000 euros reduce el crédito a 13.000 y la utilización sube marginalmente. Pero cerrar la tarjeta de 10.000 euros tendría un impacto importante: crédito a 4.000 y utilización 38%, lo que podría restringir acceso a financiación a corto plazo.

En la práctica empresarial conviene priorizar mantener líneas que otorgan flexibilidad de tesorería o que están vinculadas a condiciones de compra. Cerrar tarjetas de bajo límite o tarjetas de tienda con cero uso suele tener un coste operativo menor.

Cómo cerrar una tarjeta: pasos que yo sigo

Si la valoración indica que conviene cerrar una tarjeta, el proceso estándar echa mano de pasos simples y verificables: pagar el saldo pendiente, contactar al emisor, dejar constancia escrita y comprobar el informe de crédito.

Primero, aseguro que el saldo esté a cero. Cerrar con deuda pendiente genera problemas administrativos y no impide que la obligación continúe. Segundo, llamo al emisor y solicito el cierre; anoto fecha y nombre del interlocutor. Tercero, envío una confirmación por escrito (carta o comunicación en la plataforma del emisor) reiterando la petición.

Finalmente, reviso el informe de crédito en los meses siguientes para confirmar que la cuenta aparece como “cerrada por el titular” o “cerrada en buen estado”. Esa verificación es la pieza final para asegurar que el cierre se ha registrado conforme a lo esperado.

Glosario mínimo

Utilización de crédito: proporción entre los saldos pendientes y el total de límites disponibles. Es una medida de exposición que influye con frecuencia en la puntuación.

Crédito disponible: suma de los límites de todas las tarjetas abiertas. Si se cierra una tarjeta, el crédito disponible disminuye en la cuantía de su límite.

Cuenta cerrada en buen estado: un cierre sin saldos impagados y con pagos al día; suele mantenerse en los informes durante cerca de 10 años.

Antigüedad de la cuenta: tiempo que una cuenta ha estado abierta. Una mayor antigüedad suele ser positiva para la puntuación.

Tarjeta de tienda: tarjeta emitida por un comercio concreto, que suele ofrecer incentivos de captación; su valor continuado puede ser limitado una vez consumida la promoción inicial.

Cuota anual: coste fijo que algunas tarjetas aplican cada año. Si no se obtiene un beneficio equivalente, la cuota convierte a la tarjeta en un gasto neto.

Preguntas frecuentes

¿Cuánto tiempo suele pasar hasta que un emisor cierra una tarjeta por inactividad?

No existe un plazo único, pero en la práctica es común que los emisores consideren la inactividad a partir de aproximadamente 12 meses sin uso. Este es un umbral operativo que aparece con frecuencia en las condiciones implícitas del mercado.

Por eso, usar la tarjeta con una operación trimestral reduce la probabilidad de cierre. No garantiza la permanencia al 100%, pero es una medida práctica y sencilla.

Si se prefiere mantener la cuenta abierta sin generar coste, planificar un gasto pequeño y controlado cada tres meses suele ser suficiente para marcarla como activa ante la mayoría de emisores.

¿Cerrar una tarjeta siempre empeora mi puntuación?

No siempre. El efecto depende de cuánto crédito disponible aportaba la tarjeta y de su antigüedad. Cerrar una tarjeta de bajo límite y corta antigüedad puede tener un impacto mínimo; cerrar la tarjeta con mayor límite o la más antigua suele tener mayor efecto.

La manera práctica de anticipar el impacto es calcular la utilización antes y después del cierre. Esa comparación muestra la magnitud del cambio y permite tomar una decisión informada.

Además, algunas consecuencias atenúan con el tiempo: las cuentas cerradas en buen estado permanecen registradas y parte de la historia crediticia se conserva.

¿Qué hacer con una tarjeta que cobra cuota anual y no la uso?

Si la tarjeta cobra una cuota anual y no ofreces una ventaja equivalente (por ejemplo, descuentos o coberturas), la cuota es un coste que se puede evitar cerrando la cuenta. Antes de hacerlo, conviene evaluar si hay beneficios que activar o transferir.

Si tras la evaluación la tarjeta no aporta valor, el cierre tras pagar el saldo es una decisión lógica. Yo suelo priorizar el cierre de tarjetas con cuota cuando no hay compensación clara por ese gasto.

En cualquier caso, documenta el proceso y confirma en el informe de crédito cómo quedó registrada la cuenta.

¿Cómo compruebo que la tarjeta aparece cerrada en mi informe?

Tras solicitar el cierre y recibir confirmación del emisor, revisa tu informe de crédito pasados unos meses. Busca la cuenta y verifica la etiqueta: “cerrada por el titular” o “cerrada en buen estado” son registros habituales que confirman el cierre sin impagos.

Si la etiqueta no aparece o hay discrepancias, contacta al emisor para pedir rectificación y guarda toda la correspondencia. Esa documentación es útil si hay que reclamar o aportar pruebas.

La verificación final es la garantía de que el cierre se ha gestionado correctamente y de que tu historial refleja la situación real.

¿Es suficiente usar la tarjeta una vez al trimestre para evitar el cierre?

Es una práctica extendida y generalmente eficaz. Realizar un gasto pequeño cada tres meses suele ser suficiente para que la tarjeta no sea considerada inactiva por la mayoría de emisores.

No hay una norma única y algunas entidades pueden tener criterios distintos, pero la ventaja de esta regla es su simplicidad y bajo coste operativo.

Si la prioridad es conservar la cuenta por su crédito disponible o antigüedad, esta táctica es una forma equilibrada de hacerlo sin incurrir en gastos innecesarios.

Share your love
Avatar photo
Javier Mendez

Javier Mendez es analista económico con más de una década cubriendo macroeconomía, mercados y empresa. Formado en finanzas y economía aplicada, ha trabajado en consultoría y en mesas de análisis sell side, lo que le permite leer los datos con precisión y explicarlos de forma clara. En sus piezas desmenuza indicadores, políticas monetarias y resultados corporativos, siempre con foco en impacto real para el lector: empleo, poder adquisitivo y decisiones de ahorro/inversión. Defiende una comunicación transparente, con gráficos comprensibles y comparativas históricas que evitan el ruido del corto plazo. En el medio dirige especiales sobre inflación, banca y energía, y coordina el calendario de publicaciones de resultados para ofrecer contextos antes y después de cada hito. Su sello: rigor, contexto internacional y conclusiones accionables sin jerga innecesaria.

Articles: 26