Como especialista en motor, me interesa tanto la ingeniería como la capacidad de comunicar lo que hace único a un proyecto como el LEGO McLaren 720S. No es un coche para conducir, pero sí una demostración de ingeniería, paciencia y puesta en escena: una réplica 1:1 construida por McLaren sobre un bastidor de acero, con ruedas reales y neumáticos Pirelli P Zero Corsa; más de 280.000 ladrillos, más de 2.000 horas de trabajo y el peso final —1,45 toneladas— que explica por qué una pieza así es más una obra de museo que un juguete para la calle.
Ficha técnica condensada
Especificaciones principales
La réplica del McLaren 720S está realizada a escala 1:1 y se asienta sobre un bastidor de acero que soporta la estructura formada por los ladrillos de LEGO. Este bastidor permite montar ruedas reales y neumáticos de carretera: en este caso se emplearon Pirelli P Zero Corsa, idénticos en apariencia a los de un coche real; sin embargo, la pieza completa no está diseñada ni homologada para circular.
En términos numéricos, el modelo utiliza más de 280.000 bricks de LEGO y su montaje requirió algo más de 2.000 horas de trabajo realizadas por un equipo de seis personas perteneciente a McLaren. El peso final declarado del conjunto es de 3.200 libras, que son aproximadamente 1.451 kg —es decir, unos 169 kg por encima del 720S real—. Esa diferencia explica de forma sencilla por qué los materiales de juguete no reemplazan componentes automovilísticos en aplicaciones funcionales.
Los datos relevantes para museos y logística son claros: estructura metálica, elementos estilizados con ladrillos, ruedas reales y neumáticos de alto rendimiento. Desde un punto de vista práctico, esto implica exigencias en transporte, manipulado y exposición que van más allá de una escultura ordinaria de LEGO; la pieza exige puntos de anclaje, controles de carga y protocolos de seguridad durante el montaje y la exhibición.
Construcción y montaje
El proceso de construcción combinó la estética del ladrillo con soluciones estructurales profesionales. Por debajo de la superficie naranja visible hubo un trabajo de ingeniería para fijar los bricks a una subestructura metálica capaz de soportar peso y tensiones. Ese enfoque es habitual cuando se trasladan maquetas a tamaño real: el material de acabado no tiene por sí mismo la resistencia necesaria, por lo que requiere un armazón interno.
El ensamblaje fue obra de un equipo reducido: seis técnicos de McLaren dedicaron más de 2.000 horas a montar pieza a pieza la réplica. En eventos públicos como Goodwood y en el propio Petersen Automotive Museum en Los Ángeles, partes del montaje fueron interactivas, con invitados invitados a colocar los últimos ladrillos bajo supervisión. Esa mezcla de ingeniería y experiencia pública convierte el montaje en parte de la exhibición.
Finalmente, hay que subrayar el equilibrio entre espectáculo y responsabilidad técnica: las ruedas reales y los neumáticos Pirelli exigieron verificaciones y ajustes que no se aplicarían a una simple maqueta. La pieza resultante pesa alrededor de 1,45 toneladas y, aunque visualmente replica todos los rasgos del 720S, su función es expositiva y pedagógica, no operativa.
Pros y contras
Puntos fuertes y aciertos
Desde mi perspectiva, este proyecto cumple un doble objetivo: despertar interés y demostrar capacidad técnica. Lograr una réplica de proporciones reales con más de 280.000 ladrillos pone de manifiesto la atención a detalle y la voluntad de McLaren de convertir un icono automovilístico en una pieza accesible al público. En un museo, esa mezcla de escala y tacto garantiza una atracción efectiva para distintas edades.
La decisión de montar la estructura sobre bastidor de acero y equiparla con ruedas y neumáticos reales es un acierto operativo. Permite resolver problemas de integridad estructural y facilita el transporte y la manipulación seguros dentro del museo. Además, el uso de componentes reconocibles —como los Pirelli P Zero Corsa— refuerza la conexión con el coche real sin sacrificar la seguridad de la pieza.
El carácter interactivo del montaje, con visitantes participando en la colocación de ladrillos, añade valor experiencial. Para un museo es una estrategia efectiva: no solo se muestra un objeto, sino que se integra a los asistentes en el proceso creativo. Es un ejemplo claro de cómo una marca automovilística puede usar una colaboración con LEGO para humanizar su producto y acercarlo a audiencias diversas.
Limitaciones y aspectos a mejorar
Una réplica construída con bricks no puede replicar las prestaciones de un coche real, y eso debe comunicarse con claridad. El conjunto pesa aproximadamente 1.451 kg, unos 169 kg más que el 720S auténtico, lo que desmiente cualquier expectativa de funcionalidad. Viendo el proyecto desde la perspectiva de un aficionado al motor, hay que aceptar que la fidelidad estética no se traduce en fidelidad dinámica.
El mantenimiento y la conservación suponen retos: los ladrillos de LEGO, aunque duraderos, no están pensados para cargas estáticas prolongadas sobre estructuras metálicas. Además, el aspecto interactivo exige protocolos de seguridad y limpieza constantes para preservar tanto la pieza como la experiencia de los visitantes. En un montaje itinerante, esos costes operativos aumentan notablemente.
Finalmente, la pieza es inherentemente costosa de producir y difícil de valorar si se planteara su venta. McLaren mismo sugiere que los ladrillos no son partes válidas para construir un coche de verdad; el proyecto es una exhibición, no un producto comercial con aplicabilidad técnica.
Consumo, autonomía y costes
Consumo y autonomía: no aplicable en términos de vehículo
Hay que aclararlo desde el primer minuto: el LEGO McLaren 720S no tiene consumo ni autonomía como vehículo porque no está diseñado para desplazarse por sus propios medios. Las ruedas y los neumáticos son reales, pero la estructura es expositiva; no existe propulsión ni sistema mecánico funcional que permita arrancar o conducir la réplica. Por tanto, parámetros habituales en automoción —consumo en l/100 km, autonomía o prestaciones— no son aplicables aquí.
Tratar de aplicar esas métricas a una pieza de exhibición introduce confusión. La réplica reproduce la silueta y ciertos componentes visuales de un 720S, pero su papel es educativo y promocional. En museografía y logística se emplean en su lugar indicadores como peso, requisitos de anclaje, puntos de manipulación y sensibilidad al uso público, que son los que determinan su «autonomía» en el sentido de duración en exposición y facilidad de traslado.
Desde el punto de vista operativo, la pieza requiere controles periódicos: comprobación del bastidor, revisión de la fijación de ladrillos en zonas con contacto frecuente y verificación de los anclajes de ruedas para evitar desplazamientos accidentales. Esos protocolos de mantenimiento equivalen al «consumo» de recursos humanos y tiempo necesarios para mantener la réplica en condiciones óptimas durante una exhibición prolongada.
Costes directos y relativos
Del material y la mano de obra conocemos cifras concretas: más de 280.000 ladrillos y más de 2.000 horas de montaje con un equipo de seis personas. Esos dos parámetros, por sí solos, indican un coste elevado en tiempo y recursos. A ello se suma la planificación, el diseño del bastidor metálico y los elementos logísticos para transporte y montaje en sala.
En términos de mercado, la pieza actúa también como vehículo promocional. La referencia de precio más cercana en el texto base es la versión de juguete: el set LEGO Speed Champions McLaren se ofrecía en la tienda del museo por alrededor de 15 dólares. En el extremo opuesto, el 720S real figura con un precio de venta cercano a 284.745 dólares en el concesionario local citado. Esta diferencia evidencia la distinción entre objeto de colección —accesible económicamente— y el vehículo real, fuera del alcance de la mayoría.
Si valoramos el proyecto como inversión museográfica, sus costes operativos incluyen transporte especializado, seguros, personal de montaje y protocolos de salud y seguridad. Todo ello se traduce en un presupuesto recurrente que supera ampliamente el simple coste de los materiales, y explica por qué este tipo de piezas se justifican más por su valor promocional y educativo que por su retorno directo en venta de entradas.
Rivales y para quién es
Para quién está pensado
Yo lo planteo de forma sencilla: el LEGO McLaren 720S está dirigido a públicos amplios que buscan acercamiento experiencial a la marca y al diseño automovilístico. Atrae a aficionados del motor por su silueta y referencias técnicas, a familias y público joven por la naturaleza lúdica de los ladrillos, y a profesionales del diseño por la complejidad de su ejecución a escala real.
En un museo, su función es doble: educar sobre procesos de diseño y construcción y servir como ancla para actividades interactivas —como las mesas de montaje y las rampas de carreras de la zona Discovery— que permiten a visitantes crear, probar y entender principios básicos de aerodinámica y proporción a escala reducida. Es, por tanto, una pieza transversal que funciona bien en exposiciones de automoción y diseño.
Además, el proyecto es útil como herramienta de marca: McLaren utiliza la réplica para acercarse a audiencias que, de otro modo, podrían no relacionarse con sus productos. En eventos como Goodwood o en el Petersen, la pieza actúa como puente entre la aspiración del superdeportivo y la accesibilidad del juego de construcción.
Alternativas y rivales
Si hablamos de alternativas, la comparación más directa es con otros montajes a gran escala y con productos oficiales en formato de juguete. En el extremo asequible está el set LEGO Speed Champions McLaren, que reproduce el 720S a escala de mesa por alrededor de 15 dólares. Es la alternativa práctica para quienes desean llevarse a casa una versión icónica sin el coste ni la logística de una réplica real.
En el ámbito expositivo, rivales conceptuales serían otras réplicas a tamaño real o instalaciones interactivas que combinen manufactura y experiencia pública. No es necesario nombrar competidores concretos para entender la competencia: cualquier objeto que ofrezca una experiencia de acercamiento al automóvil con un enfoque participativo y visualmente atractivo rivaliza por la atención del visitante.
Para el coleccionista o el visitante, la decisión se resume en prioridades: si busca una pieza interactiva y educativa, la réplica en museo es insustituible; si lo que quiere es poseer una miniatura del 720S, el set Speed Champions es la alternativa lógica; y si su interés es la conducción o el rendimiento, la elección seguirá siendo el coche real, con precios y requerimientos muy distintos.
Advertencias de seguridad y mantenimiento
Seguridad para visitantes y manipuladores
Aunque el proyecto no es un tutorial de montaje doméstico, conviene señalar reglas claras de seguridad cuando una pieza de estas características se exhibe en público. En primer lugar, no se debe permitir la escalada ni el uso de la réplica como punto de apoyo para subidas: el bastidor metálico y los ladrillos no están diseñados para soportar cargas dinámicas humanas. Yo siempre insisto en señalizar y delimitar zonas de contacto.
Los ladrillos de LEGO son piezas pequeñas y representan riesgo de atragantamiento para niños. Por eso, en zonas interactivas donde se permite manipular bricks, es imprescindible supervisión adulta, protocolos de limpieza y puntos de control que eviten la pérdida de piezas. La gestión de pequeñas piezas es tanto una cuestión de higiene como de seguridad física.
Para el equipo técnico que manipula la pieza, las recomendaciones son también claras: operar con guantes cuando se manipulan elementos del bastidor metálico, controlar el apriete de fijaciones y utilizar equipo de elevación homologado para trasladar porciones pesadas. Todo movimiento de la réplica debe planificarse y ensayarse para evitar tensiones imprevistas que puedan dañar la estructura o provocar accidentes.
Mantenimiento y conservación
La conservación requiere inspecciones periódicas de la unión entre bricks y bastidor. Aunque el plástico ABS de LEGO es durable, la exposición prolongada a condiciones inadecuadas (humedad, calor extremo o manipulación intensa) puede afectar su apariencia y su ajuste. Por ese motivo, recomiendo programas de revisión mensual durante la exhibición y registros fotográficos del estado previo y posterior a eventos con público.
El mantenimiento preventivo también incluye la verificación de los neumáticos y las fijaciones de las ruedas. Si bien las ruedas no están destinadas a rodar por carretera, comprobar su montaje evita que la pieza se desplace accidentalmente y facilita su manejo durante cambios de sala o transporte.
En resumen: la seguridad y conservación requieren protocolos profesionales. Cualquier exhibición que combine elementos de gran escala y componentes destinados al contacto público necesita planificación, formación del personal y recursos específicos para conservar la pieza sin sacrificar la experiencia del visitante.
Preguntas frecuentes (FAQ)
¿Cuántos ladrillos tiene la réplica y cuánto pesó su montaje?
La réplica del McLaren 720S está compuesta por más de 280.000 ladrillos de LEGO. La cifra exacta sirve para dimensionar el trabajo de montaje y la logística de transporte y exposición.
En cuanto al peso, el conjunto llega a las 3.200 libras, aproximadamente 1.451 kg, lo que lo sitúa unos 169 kg por encima del 720S real. Ese sobrepeso se debe a la combinación del material plástico a escala y la presencia del bastidor metálico que hace viable la construcción a tamaño real.
Es importante recordar que esos números reflejan una pieza de exhibición; no implican funcionalidad mecánica ni posibilidad de circular.
¿Quién montó la réplica y cuánto tiempo tardaron?
El ensamblaje estuvo a cargo de un equipo de seis personas de McLaren y consumió más de 2.000 horas de trabajo. Esa dedicación incluye la planificación, el montaje del bastidor, el fijado de bricks y las comprobaciones finales para su exhibición pública.
En algunos eventos, el montaje incorporó participación de visitantes en etapas concretas, lo que añadió una dimensión participativa al proceso sin reducir los controles técnicos necesarios.
Ese balance entre trabajo técnico y componente público es uno de los rasgos distintivos del proyecto.
¿Se puede comprar el modelo completo o una versión para llevárselo a casa?
El ejemplar a escala real estaba concebido como una pieza de museo y no como producto comercial. En la tienda del museo se ofrecía una versión de juguete: el set LEGO Speed Champions McLaren, por un precio aproximado de 15 dólares. Esa es la alternativa práctica para quien quiera una réplica en pequeño formato.
McLaren también tiene disponibles sus coches reales en concesionarios autorizados; el 720S figura con un precio de venta cercano a 284.745 dólares en la referencia citada, lo que lo sitúa en un segmento completamente distinto al de las piezas de LEGO.
Por tanto, la opción de llevarse algo a casa pasa por el set oficial o por adquirir merchandising autorizado, no por la réplica 1:1 del museo.
¿Dónde se ha exhibido y se puede ver hoy?
La réplica se exhibió públicamente en eventos como Goodwood y posteriormente estuvo en el Petersen Automotive Museum de Los Ángeles. El montaje llegó a Norteamérica tras su presentación inicial y formó parte de una exposición interactiva que incluyó zonas para construir y probar modelos a escala.
En la exhibición en el Petersen, visitantes pudieron personalizar en pantalla versiones a escala y luego jugar con sus creaciones en la zona Discovery del museo. Esa dinámica convierte la visita en una experiencia práctica, no solo visual.
Para información actualizada sobre exhibiciones concretas, los canales oficiales del museo o del fabricante ofrecen los calendarios y periodos de estancia en cada sede.
¿Qué riesgos debo tener en cuenta si visito la exposición con niños?
Las consideraciones de seguridad clave son la presencia de piezas pequeñas (riesgo de atragantamiento), la necesidad de supervisión en zonas de montaje y la obligación de respetar delimitaciones para evitar trepar o apoyar el peso corporal sobre la réplica. En espacios interactivos, la vigilancia adulta y las instrucciones del personal son imprescindibles.
Además, es recomendable evitar el contacto excesivo con superficies expuestas para preservar la pieza y cumplir con los protocolos de higiene establecidos por el museo.
Con esas precauciones, la visita puede ser segura y muy didáctica para público de todas las edades.







