Receta: Guiso de carne en olla lenta para el invierno

Guiso de carne en olla lenta: un plato reconfortante con carne melosa, caldo sabroso y verduras tiernas. Te doy receta completa, trucos de sellado, variantes y conservación para un resultado siempre perfecto.

Este guiso de carne en olla lenta es mi forma favorita de afrontar los días fríos: sabores profundidad, carne que se deshace y verduras que conservan textura. Lo preparo cuando quiero un plato reconfortante sin estar pendiente de la cocina; la olla lenta hace el trabajo mientras yo me ocupo de otras cosas.

Ingredientes

  • 1,13 kg de aguja de vacuno (una vez recortada quedarán aproximadamente 900 g), cortada en cubos de 3–4 cm
  • 2½ cucharadas (≈37 ml) de aceite de oliva
  • Sal y pimienta negra recién molida al gusto
  • 1 cebolla grande (≈300 g), picada
  • 3 ramas de apio (≈120 g), picadas
  • 4 dientes de ajo, picados (≈1½ cucharada)
  • 60 ml (¼ taza) de concentrado de tomate
  • 720 ml de caldo de carne bajo en sal (dividido)
  • 15 ml (1 cucharada) de salsa Worcestershire
  • 15 ml (1 cucharada) de salsa de soja baja en sal
  • 1 cucharada de tomillo fresco picado (o 1 cucharadita seco)
  • 1 ramita de romero (unos 7 cm) o ¾ cucharadita seco
  • 680 g de patatas amarillas, cortadas en trozos de 3–4 cm
  • 450 g de zanahorias, peladas y cortadas en trozos de 2–3 cm (evita zanahorias muy finas)
  • 1½ cucharadas (≈22–23 ml) de maicena (fécula de maíz)
  • 225 g de guisantes congelados (≈1½ tazas)
  • 15 g (≈¼ taza) de perejil fresco picado

Por qué elijo estos ingredientes

Selecciono aguja o corte tipo chuck porque combina mejor ternura y grasa; la cocción lenta transforma las fibras del músculo en una textura melosa sin que la carne quede seca. Las patatas amarillas aportan cuerpo y espesan ligeramente el fondo al deshacerse parte de su almidón durante la cocción.

El concentrado de tomate intensifica el sabor sin aportar acidez excesiva, mientras que la combinación de Worcestershire y soja añade umami y profundidad. No son sabores dominantes, sino capas que equilibran la grasa y realzan la carne.

Las hierbas frescas —tomillo y romero— aportan notas aromáticas cálidas que soportan bien horas de cocción lenta. El perejil se añade al final para dar frescura y color; si lo incorporas antes se apaga su sabor.

Sustituciones y consejos de compra

Si no encuentras aguja, puedes usar morcillo o falda en trozos: la clave es que sean cortes con tejido conectivo que se beneficien del calor prolongado. Evita cortes magros como solomillo o contra; pierden jugosidad.

Para el caldo, uso caldo de carne bajo en sal para controlar el sodio final; si sólo dispones de caldo concentrado o pastillas, reduce la sal añadida y ajusta al final. La salsa de soja baja en sal es práctica, pero si sólo hay normal, pon menos al principio y rectifica.

Si quieres una versión algo más ligera, reduce el aceite a 1 cucharada para sellar y retira el exceso de grasa del sartén antes de volcar el contenido en la olla. Para vegetarianos no puedo recomendar una sustitución directa que reproduzca la carne, pero la técnica de cocción lenta con setas y legumbres funciona bien como alternativa.

Preparación

  1. Seca los trozos de carne con papel de cocina y sazona con sal y pimienta.
  2. Calienta 1 cucharada de aceite en una sartén ancha a fuego medio-alto. Trabajando por tandas, dora la carne 4–5 minutos por tanda hasta que adquiera color; reserva en la olla lenta.
  3. Añade la cucharada restante de aceite a la sartén, reduce a fuego medio y sofríe la cebolla y el apio 3 minutos hasta que estén translúcidos.
  4. Incorpora el ajo y cocina 30 segundos; añade el concentrado de tomate y remueve 1 minuto.
  5. Vierte 1 taza (≈240 ml) de caldo en la sartén para desglasear, añade la Worcestershire, la soja, el tomillo y el romero; mezcla bien.
  6. Coloca las patatas y las zanahorias sobre la capa de carne en la olla lenta y vierte la mezcla de la sartén; añade las 2 tazas restantes (≈480 ml) de caldo. Ajusta de sal y pimienta ligeramente.
  7. Cubre y cocina en temperatura baja (low) durante 7–8 horas hasta que la carne esté muy tierna.
  8. Disuelve la maicena en 1½ cucharada de agua fría, viértela en la olla y remueve con suavidad; sube a temperatura alta (high) y cocina 20–30 minutos más para espesar ligeramente.
  9. Incorpora los guisantes congelados y la mitad del perejil, mezcla sin deshacer las verduras. Sirve con el perejil restante espolvoreado por encima.

Sellado y salteado inicial

El sellado aporta sabor por la reacción de Maillard: la corteza dorada concentra matices que se trasladan al caldo. Por eso recomiendo trabajar en tandas para no bajar la temperatura de la sartén y conseguir un dorado homogéneo.

Cuando saltees la cebolla y el apio, busca que queden suaves pero no completamente caramelizados: deben aportar dulzor y estructura al guiso sin dominar. El ajo se añade al final del salteado para que conserve aroma y no se queme.

Desglasa la sartén con caldo: eso arrastra los jugos pegados al fondo, incorporándolos al guiso. No hay que raspar agresivamente; con una espátula se disuelven los sabores y la mezcla que pasas a la olla marcará la base del caldo final.

Cocción lenta y espesado final

Cocinar en bajo durante 7–8 horas transforma el tejido conectivo en gelatina, lo que confiere esa textura sedosa a la carne. Yo prefiero el ajuste en low porque permite una cocción uniforme y evita que las patatas se deshagan demasiado.

Para espesar, utilizo maicena disuelta en agua fría: es efectivo y neutro en sabor. La cantidad indicada da un fondo ligeramente ligado; si quieres una salsa más densa añade otra media cucharada de maicena disuelta, pero hazlo al final para no sobreespesar durante horas.

Incorpora los guisantes al final para que mantengan color y textura. Si los echas demasiado pronto perderán su frescura; con 20–30 minutos de calor alto quedan en su punto.

Notas, variantes y conservación

  • Preparación anticipada: cortar carne y verduras la noche anterior y guardarlas en recipientes separados en frío; dejar las patatas para el día de cocinado evita que se oxiden.
  • Hierbas secas: si usas secas, reduce la cantidad a aproximadamente 1/4–1/3 de las hierbas frescas indicadas.
  • Espesor: ajusta la maicena al gusto; para una textura más espesa usa una mezcla de 2 cucharadas disueltas en 30 ml de agua.

Variantes recomendadas

Si buscas un perfil más cálido puedes añadir una cucharadita de pimentón dulce al salteado; aporta color y una nota ahumada sin volcar el plato. Otra opción es añadir un chorrito de vino tinto en el desglaseado, reduciéndolo un par de minutos antes de verterlo en la olla.

Para una versión con más verduras de raíz, incorpora nabos o chirivías en la misma proporción que las zanahorias. Mantendrán su textura y sumarán un sabor ligeramente dulce que contrasta con la untuosidad de la carne.

Si prefieres un guiso menos calórico, sustituye parte de la carne por setas robustas y reduce el aceite. Las setas añaden umami y una masticación agradable, pero la experiencia será distinta a la del guiso clásico de carne.

Conservación y recalentado

El guiso conserva bien en frío hasta 3 días en un recipiente hermético. La gelatina natural que libera la carne ayuda a que, al enfriarse, los sabores se asienten; de hecho a menudo está más sabroso al día siguiente.

Para congelar, divide en raciones y deja algo de espacio en los envases (el líquido se expande). Aguanta perfectamente 2–3 meses; descongela en la nevera antes de recalentar en cazo a fuego suave para preservar la textura.

Al recalentar, añade un chorrito de caldo o agua si la salsa se ha espesado demasiado; calienta a fuego medio-bajo hasta que vuelva a hervir suavemente y comprueba el punto de sal. Evita hervir vigorosamente para que la carne no se reseque.

Tabla nutricional

Por ración Valor
Calorías 482 kcal
Calorías de grasas 216 kcal
Grasas 24 g (37%)
Grasas saturadas 8 g (50%)
Colesterol 111 mg (37%)
Sodio 566 mg (25%)
Potasio 1634 mg (47%)
Hidratos de carbono 30 g (10%)
Fibra 7 g (29%)
Azúcares 7 g (8%)
Proteínas 32 g (64%)
Vitamina A 11545 IU (231%)
Vitamina C 36,6 mg (44%)
Calcio 118 mg (12%)
Hierro 8,2 mg (46%)

Información nutricional y recomendaciones

Los valores son estimaciones por ración y sirven de guía para ajustar porciones según tus necesidades. El guiso aporta una buena cantidad de proteínas y potasio por la combinación de carne y verduras; si controlas el sodio, usa caldos bajos en sal y ajusta la salsa de soja.

Si buscas reducir grasas saturadas, elige cortes con menos grasa intramuscular y retira el exceso tras el sellado. Otra alternativa es escurrir parte del líquido graso que quede en la superficie una vez reposado en frío.

Para aumentar fibra y vitaminas añade más verduras de hoja o legumbres al servir; unas hojas de espinaca fresca incorporadas al final suman micronutrientes y apenas alteran la textura del guiso.

Preguntas frecuentes

¿Es imprescindible dorar la carne antes de cocinarla en la olla lenta?

Sí, lo considero imprescindible si buscas el máximo de sabor. El dorado crea compuestos aromáticos que enriquecen el caldo; sin ese paso el resultado queda más plano.

Entiendo que supone 10–15 minutos extras, pero la diferencia en profundidad de sabor compensa. Además, puedes hacerlo la noche anterior y almacenar la carne sellada en la nevera para ahorrar tiempo por la mañana.

Si no puedes dorar por cualquier motivo, cocina igualmente: el guiso seguirá siendo tierno y reconfortante, aunque con menos complejidad en el fondo.

¿Puedo usar hierbas secas en lugar de frescas?

Sí, puedes. Las hierbas secas concentran el sabor, por eso mi regla es usar aproximadamente 1/3 de la cantidad de las frescas. Por ejemplo, 1 cucharada de tomillo fresco se convierte en 1 cucharadita seco.

Añade las hierbas secas al principio de la cocción para que liberen sus aceites lentamente; las frescas mejor al final para conservar su brillo.

Si tienes mezcla de hierbas de asado, funciona bien y evita comprar muchas hierbas sueltas; el matiz variará pero seguirá siendo muy sabroso.

¿Se puede cocinar en alta en la olla lenta?

Puedes, pero recomiendo la cocción en baja para este guiso: la baja temperatura permite que el colágeno se hidrate y la carne quede más suave. En alta se reduce el tiempo, pero la textura puede resultar menos sedosa.

Si vas justo de tiempo, cocina 4–5 horas en alta y revisa la ternura; añade 30–60 minutos adicionales si las patatas no están tiernas o la carne no se deshace.

En cualquier caso, evita temperaturas excesivas que provoquen ebullición vigorosa: empobrece la textura y puede romper las verduras finas.

¿Con qué acompaño este guiso?

Es un plato completo, pero me encanta acompañarlo con pan rústico para mojar y una ensalada verde simple para aportar contraste fresco. Un puré suave de coliflor también funciona si prefieres menos carbohidrato.

Para una presentación casera, sirve en cuencos hondos con una cucharada generosa de perejil fresco y, si te gusta, un chorrito pequeño de aceite de oliva virgen extra por encima.

Si buscas variar, unas rebanadas de pan de campo tostado y un toque de mantequilla realzan la experiencia hogareña del guiso.

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Lucia Gomez

Lucía Gomez es cocinera doméstica avanzada y redactora gastronómica centrada en cocina accesible: rápidas, saludables, repostería y batch cooking. Su metodología prioriza ingredientes asequibles, técnicas replicables y tiempos verificados en cocina real. Cada receta incluye lista de ingredientes clara, pasos numerados, variantes por alergias o preferencias y consejos de presentación sin artificios. Lucía dirige la línea editorial de fichas “smart” con tarjeta de información (porciones, tiempos, conservación) y tablas de nutrición aproximada. Apuesta por la recuperación de recetas tradicionales con enfoques modernos (airfryer, olla lenta) y por minimizar desperdicio con reaprovechamientos. Su comunidad valora su tono cercano, los resultados consistentes y su obsesión por testear medidas y horneados para evitar errores comunes.

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