Evolución de Ubuntu: guía de los cambios más destacados en 10 años

Analizo diez años de cambios en Ubuntu: desde ISOs más grandes hasta la pérdida del HUD, snaps y la estética neutral. Guía práctica, checklist y comparativa para decidir y preparar una instalación sin sorpresas.

Muchos usuarios recuerdan Ubuntu de otra manera: más ligero, con una estética definida y sin carpetas molestas en Home. El problema actual es doble: entender qué cambió y decidir si esas diferencias importan para tu uso diario. En este texto examino los cambios más visibles de la última década y ofrezco criterios prácticos para decidir, preparar y ejecutar una instalación o actualización sin sorpresas.

Tamaño del ISO y consecuencias prácticas

Evolución del tamaño y qué significa

Hace diez años, una ISO de Ubuntu como la de 15.04 rondaba 1,2 GB; hoy la descarga completa se acerca a los 6 GB. Ese crecimiento no es una anécdota: afecta a la logística de la instalación, al tiempo de creación de medios y a la gestión de almacenamiento temporal en equipos con discos pequeños.

En mi experiencia, el aumento de tamaño obliga a planificar. Si preparas un USB de arranque en un equipo con poco espacio libre o una conexión lenta, la diferencia se nota de verdad: más tiempo para descargar, crear el medio y comprobar la integridad.

Además, el mayor peso de la ISO suele venir acompañado de más paquetes, controladores y formatos de empaquetado. Eso puede mejorar la compatibilidad out‑of‑the‑box, pero también hace la imagen más pesada de trasladar y de almacenar en servidores locales.

Implicaciones para la descarga y el transporte

Descargar una ISO de ~6 GB exige una conexión estable y fiabilidad en la red. Si tu acceso es limitado, conviene programar la descarga en horarios con menos uso o emplear un gestor que reanude fallos. Para empresas o aulas, el impacto en el ancho de banda es real cuando varias máquinas necesitan la imagen a la vez.

El transporte físico —USB, discos— también cambia. Un USB de menor capacidad puede no ser suficiente; ahora es más sensato elegir unidades de 8–16 GB o usar soluciones de red para desplegar imágenes en varios equipos.

Mi recomendación práctica es comprobar el tamaño antes de empezar y prever alternativas: descarga a una red fiable, ten a mano una segunda unidad USB y valida la ISO con suma si trabajas en un entorno crítico.

Cómo optimizar el proceso

Si planeas probar Ubuntu sin instalarlo en el disco, la opción de máquina virtual reduce la dependencia del tamaño de la ISO: la descarga sigue siendo necesaria, pero la instalación ocurre sobre un contenedor que permite snapshots y restauración rápida.

Para instalaciones en equipos con disco limitado, valora crear una imagen personalizada que excluya aplicaciones prescindibles. No invento soluciones: esto es gestión habitual cuando las ISOs crecen.

Por último, documenta el flujo de trabajo: dónde descargas, cómo validas y en qué dispositivo grabas la ISO. Un pequeño procedimiento evita repetir errores y ahorra tiempo cuando se repite la operación.

Instalador y experiencia de instalación

De Ubiquity a un instalador moderno

Ubiquity, el instalador clásico presente en versiones como la 15.04, fue una de las señas de identidad de Ubuntu: claro, directo y probadamente estable. Hoy el instalador utiliza tecnologías más recientes —mencionado en el texto como escrito en Flutter— y ofrece una experiencia distinta, con más opciones visuales y pasos modernizados.

En mi experiencia, ese cambio tiene efectos dispares: para usuarios nuevos la interfaz moderna puede ser más amable, pero para administradores que automatizan instalaciones Ubiquity resultaba predecible y scriptable.

Si gestionas varios equipos, conviene comprobar cómo se adaptan las opciones de particionado y recuperación del nuevo instalador respecto a las que conocías de Ubiquity.

Por qué el instalador importa

El instalador es la primera interacción real del usuario con el sistema. Afecta a decisiones críticas: tipo de particionado, creación de cuentas y configuración de software básico. Un instalador claramente diseñado reduce errores y la necesidad de ajustes posteriores.

He visto instalaciones que terminan con problemas sencillos por pasar por alto una opción en el instalador. Por eso, más allá de la estética, valoro la claridad de cada paso y la posibilidad de revisar configuraciones antes de aplicar cambios en disco.

Mi consejo es no acelerar el instalador: revisa cada pantalla, entiende las opciones de particionado y, si cabe, realiza una instalación en máquina virtual para familiarizarte con los pasos nuevos antes de aplicarlos en equipos de producción.

Métodos de instalación recomendados

Tienes tres vías habituales: instalación en equipo físico desde USB, uso de live USB para pruebas y despliegue en máquina virtual. Cada una tiene ventajas: el USB arranca en hardware real; el Live permite comprobar drivers; la VM facilita pruebas sin riesgo para el disco principal.

En mi práctica profesional suelo empezar en VM para validar compatibilidad y luego replicar la instalación en hardware, usando la misma configuración que probé. Eso evita sorpresas con controladores y facilita la replicación si necesitas instalar en varias máquinas.

Si vas a desplegar en varias unidades, considera crear una imagen maestra o emplear herramientas de clonación internas; para un único equipo, grabar un USB y seguir el instalador moderno suele ser suficiente.

Interfaz: Unity, GNOME y los elementos ausentes

Qué se conserva y qué se perdió en la transición

Ubuntu actual usa GNOME, pero Canonical ha añadido extensiones para que la apariencia recuerde a Unity. No obstante, la similitud es parcial: la plataforma subyacente es GNOME y algunos componentes de Unity no tienen equivalente directo.

En mi experiencia de usuario, esas extensiones ayudan a la transición visual, pero cuando buscas funciones concretas de Unity puedes encontrarte con limitaciones. La conversión estética no siempre implica la misma productividad o los mismos atajos.

Si dependes de un flujo de trabajo basado en componentes concretos de Unity, conviene comprobar a fondo cómo las extensiones reproducen —o no— esa funcionalidad antes de migrar por completo.

Dash y HUD: dos piezas que marcaron diferencia

El Dash era más que un lanzador: integraba búsqueda de aplicaciones, archivos y contenido web; el HUD permitía buscar y activar comandos de menús por teclado. Ambos fueron características distintivas de Unity y, según el texto base, GNOME no las reproduce de forma nativa.

Personalmente, echo de menos herramientas como el HUD cuando trabajo con aplicaciones con menús complejos: agilizan acciones sin navegar por menús con el ratón. La ausencia de equivalentes directos obliga a adoptar otros métodos —atajos, extensiones o ajustes— para recuperar esa eficiencia.

Si priorizas la búsqueda por teclado y un acceso rápido a comandos, prueba en entorno controlado cómo se comporta GNOME con las extensiones disponibles antes de dar el salto definitivo.

Apariencia: botones, logo y tema

Hubo cambios evidentes en la estética: los botones de ventana estuvieron a la izquierda durante una etapa (inspiración macOS) y luego volvieron a la derecha. El logo ha evolucionado manteniendo la forma esencial; los fondos y temas se han vuelto más neutros con el tiempo.

En mi opinión, la estética importa hasta cierto punto: es una cuestión de preferencia y de productividad. Un tema neutro reduce distracciones, pero puede restar carácter a la experiencia si valoras la identidad visual del sistema.

Si el aspecto es importante para ti, recuerda que la comunidad ofrece temas, fondos e iconos; sin embargo, estos cambios estéticos no alteran la funcionalidad central del sistema.

Centro de software, snaps y la carpeta “snap” en Home

De Ubuntu Software Center al AppCenter y snaps

Ubuntu pasó de un Software Center antiguo y lento a un AppCenter que coloca los paquetes snap en primera línea. El cambio de paradigma afecta a cómo se instalan y actualizan aplicaciones, con la ventaja de aislamiento y la desventaja de imágenes y tiempos de arranque en algunos casos.

En mi experiencia, los snaps simplifican la distribución de aplicaciones con dependencias complejas, pero también introducen hábitos nuevos: control de versiones, tamaños mayores y a veces latencias perceptibles al iniciar una app por primera vez.

Analiza tus necesidades: para aplicaciones críticas con actualizaciones frecuentes, un formato con sandboxing puede ser útil; para utilidades ligeras, los paquetes tradicionales siguen siendo prácticos.

La carpeta “snap” en Home: una molestia estética y práctica

El texto original señala una queja concreta: la presencia de una carpeta de nombre “snap” en el directorio Home, en minúsculas y sin icono, que rompe la coherencia visual del sistema de archivos. Es una molestia estética, pero también una pista de cómo los paquetes snap integran datos de usuario.

He comprobado que esta carpeta puede generar confusión a usuarios no técnicos que esperan un Home ordenado. Aunque no es un problema funcional grave, sí afecta a la percepción de pulcritud del escritorio.

Si la estética de Home te preocupa, existen alternativas (gestión manual, limpieza o mover datos) que no voy a detallar aquí por resumir, pero ten en cuenta que la carpeta es un efecto colateral del uso extensivo de snaps.

Consejos para gestionar formatos de paquetes

No es necesario elegir un solo formato: puedes combinar snaps con paquetes tradicionales según la prioridad que tengas (seguridad, tamaño, rapidez). Evalúa aplicación por aplicación y prioriza la estabilidad en entornos de trabajo.

En escenarios corporativos prefiero estandarizar el formato para facilitar mantenimiento y soporte; en equipos personales, la flexibilidad suele ser más cómoda.

Sea cual sea tu decisión, documenta las razones: evita mezclar criterios sin control y crea una política simple que alguien más pueda seguir si gestionas varios equipos.

Cultura, contenido predeterminado y nostalgia

El Free Culture Showcase y archivos incluidos

En tiempos anteriores, Ubuntu incluía un “Free Culture Showcase”: una carpeta con archivos en formatos abiertos para mostrar colaboración creativa. En la 15.04 se mencionan contenidos como la canción Swansong de Josh Woodward, que muchos descubrimos gracias al sistema.

Ese enfoque mostraba una intención clara: unir software libre con cultura libre en el escritorio por defecto, una señal de comunidad que iba más allá del código. Para usuarios que valoran ese acercamiento, su reducción en versiones posteriores representa una pérdida sensible.

Desde mi experiencia, esos pequeños detalles —audios, ejemplos, contenidos libres— crean una conexión emocional con la distribución; su ausencia contribuye a la sensación de que Ubuntu ha ganado una apariencia más corporativa.

Fondos y temas: de vibrante a neutro

El paso del tiempo trajo fondos y temas más comedidos. La conocida paleta púrpura‑naranja se mantuvo durante muchas versiones y, salvo excepciones puntuales, los wallpapers dejaron de exhibir mascotas o ilustraciones llamativas.

Este cambio reduce la singularidad visual del sistema y lo aproxima a una estética genérica. Para quienes valoran identidad visual, resulta decepcionante; para administradores y entornos profesionales, la neutralidad facilita uniformizar estaciones de trabajo.

Si te interesa rescatar la personalidad visual de versiones antiguas, puedes importar wallpapers y temas, pero ten en cuenta que eso aporta estética sin alterar el comportamiento del sistema.

¿Qué queda de aquella Ubuntu joven?

Hoy Ubuntu mantiene la esencia técnica: comunidad, facilidad de uso y compatibilidad. Sin embargo, la mezcla de decisiones comerciales, adopción de nuevos formatos y modernización estética ha transformado la experiencia. En lo funcional la distribución sigue siendo una puerta de entrada sólida al mundo Linux; en lo cultural, ha cambiado su tono.

He seguido Ubuntu durante años y mi lectura es práctica: conserva la capacidad de ser un entorno cómodo para usuarios nuevos, pero las elecciones técnicas actuales obligan a revisar expectativas si vienes de versiones antiguas.

Mi recomendación es valorar qué aspectos eran irrenunciables para ti (fluidez del instalador, HUD, identidad visual) y comprobar hoy si las alternativas satisfacen esas necesidades antes de migrar plenamente.

Checklist antes y durante la instalación (y errores comunes)

Antes de empezar

Prepara tres elementos: copia de seguridad de tus datos, una imagen válida de la ISO y una unidad USB con capacidad suficiente. Confirma el espacio libre en disco y la compatibilidad del hardware con las versiones modernas.

Un error frecuente que veo es no verificar el tamaño real de la ISO ni la integridad de la descarga. La consecuencia es una instalación interrumpida o un medio de arranque defectuoso.

También revisa si dependes de aplicaciones que aún no estén disponibles en snaps o en el formato preferido: eso puede condicionar tu elección entre instalar la versión más reciente o permanecer en una anterior estable.

Durante la instalación

Tómate el tiempo para leer cada pantalla del instalador. Evita aceptar particionados automáticos si quieres mantener datos en el disco; el modo manual conserva control y reduce sorpresas.

Un fallo que se repite es acelerar el proceso y no configurar correctamente la cuenta o el cifrado del disco cuando es necesario. Si la seguridad es una prioridad, dedícale atención a las opciones de cifrado y a la creación de usuarios.

Tras la instalación, revisa la presencia de carpetas como “snap” en Home y decide si mantener la instalación tal cual o ajustar políticas de paquetes; hacerlo después evita reinstalaciones innecesarias.

Errores comunes y cómo evitarlos

Entre los errores más habituales están: no validar la ISO, grabar el USB en una unidad que contiene datos importantes sin respaldo y no probar la versión en VM antes de la instalación física.

Otro error es asumir que la estética o la presencia de funciones como HUD seguirán siendo iguales entre versiones. Comprueba el comportamiento real antes de depender de una característica concreta.

Finalmente, no documentar el proceso: si repites instalaciones, un registro simple de pasos y decisiones te ahorrará tiempo y frustración.

Comparativa rápida: Ubuntu 15.04 vs Ubuntu actual

Característica Ubuntu 15.04 Ubuntu actual (ejemplo 24.10)
Tamaño ISO ≈ 1,2 GB ≈ 6 GB
Instalador Ubiquity (tradicional) Instalador moderno (mencionado como escrito en Flutter)
Entorno de escritorio Unity GNOME con extensiones para parecer Unity
Componentes ausentes Dash y HUD presentes Dash y HUD no disponibles de forma nativa
Tienda de aplicaciones Ubuntu Software Center (antiguo) AppCenter con foco en snaps
Carpeta en Home No existía carpeta “snap” Carpeta “snap” aparece y puede ser molesta

Pros y contras en pocas líneas:

  • 15.04: imagen ligera, UI con elementos únicos (Dash, HUD), experiencia más coherente para usuarios veteranos de Unity.
  • Actual: mejor soporte out‑of‑the‑box, instalador más moderno, formatos de empaquetado actuales (snaps) aunque con tamaños mayores y algunos inconvenientes estéticos.

Conclusiones prácticas

Si vienes de versiones antiguas y valorabas características concretas de Unity, no asumas que todo seguirá igual: la apariencia puede ser similar, pero la funcionalidad a menudo difiere. Yo suelo recomendar probar la versión actual en una máquina virtual antes de migrar equipos de trabajo.

Para instalaciones nuevas en hardware reciente, la versión actual ofrece compatibilidad y una experiencia pulida; planifica la descarga por el tamaño de la ISO y decide con antelación si aceptarás snaps como formato principal.

Si la identidad visual o componentes como el HUD son esenciales para tu productividad, considera medir la pérdida funcional y preparar alternativas antes de migrar. Para la mayoría de usuarios, la modernización es un beneficio neto, pero conviene hacerlo con conocimiento y respaldo de datos.

FAQ

¿Por qué la ISO de Ubuntu es ahora mucho más grande?

El aumento de tamaño responde a incluir más controladores, paquetes y formatos modernos que mejoran la compatibilidad y la experiencia inmediatamente tras la instalación. Eso significa mayor conveniencia pero también una imagen más pesada para descargar y transportar.

Si tienes una conexión limitada, planifica la descarga en un horario con mejor ancho de banda o usa una red alternativa para evitar interrupciones.

En escenarios corporativos, distribuir imágenes localmente suele ser la solución habitual para evitar múltiples descargas externas.

¿Qué perdí al cambiar de Unity a GNOME?

Algunas piezas únicas de Unity, como el Dash y el HUD, no están presentes nativamente en GNOME. Canonical ha intentado reproducir su estética mediante extensiones, pero la equivalencia funcional no siempre es completa.

Si dependes de esos elementos para tu flujo de trabajo, prueba la versión actual en un entorno controlado para validar si las alternativas disponibles te resultan satisfactorias.

Para tareas puntuales hay extensiones y soluciones que pueden ayudar, pero su integración no siempre es tan pulida como la original de Unity.

¿Debería preocuparme por la carpeta “snap” en Home?

La carpeta “snap” es principalmente una consecuencia del uso de paquetes snap. Estéticamente puede molestar y generar confusión, pero no suele afectar al funcionamiento general del sistema.

Si prefieres no tenerla, debes valorar cómo afectará eso a las aplicaciones que dependen de snaps y elegir una política de paquetes coherente para tu equipo.

En cualquier caso, funciona como un indicador de que se están usando snaps para ciertas aplicaciones y no supone un fallo del sistema.

¿Qué método de instalación recomiendo para probar sin riesgos?

Empieza por una máquina virtual: permite probar el instalador, la apariencia y las aplicaciones sin tocar discos físicos. Es la forma más segura y rápida de verificar compatibilidades antes de una instalación en bare metal.

Si el hardware y los drivers son la preocupación principal, complementa la prueba con un live USB para comprobar el comportamiento en el equipo real.

Documenta lo que funcione y replica el procedimiento en el hardware de destino cuando estés seguro de los resultados.

¿Es posible recuperar la estética y algunos comportamientos de antiguas versiones?

Sí, en muchos casos. Temas, iconos y fondos permiten modular la apariencia; extensiones y ajustes pueden reproducir atajos o comportamientos similares. No siempre es una réplica exacta, pero sí una aproximación válida para usuarios que buscan familiaridad.

Si la prioridad es funcional (HUD, Dash), conviene comprobar soluciones alternativas en la versión actual antes de apostar por una restauración estética únicamente.

En resumen: puedes recuperar elementos visuales con relativa facilidad; las funciones profundas pueden requerir compromisos o adaptaciones.

Si quiero volver a una versión antigua, qué debo tener en cuenta?

Las versiones antiguas pueden carecer de actualizaciones de seguridad y soporte moderno. Si la única razón para volver es estética, valora importar fondos y temas en lugar de regresar a una versión sin soporte.

Si decides usar una versión antigua en entornos controlados (máquinas virtuales, pruebas), hazlo únicamente con medidas de seguridad y sin exponer datos sensibles.

Mi recomendación final es preferir la adaptación con pruebas y documentación en lugar de una reversión que exponga el equipo a riesgos innecesarios.

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Alvaro Ramos

Álvaro Ramos es editor de tecnología centrado en IA, ciberseguridad, software y hardware de consumo. Analiza tendencias con impacto práctico: productividad, privacidad y empleo. Es conocido por sus guías paso a paso y revisiones que miden utilidad real por caso de uso, no por fichas de marketing. En seguridad traduce buenas prácticas a acciones simples; en IA evalúa límites y sesgos, proponiendo flujos responsables. Lidera las series “Empieza con el tema” y “Herramientas que sí ahorran tiempo”, así como comparativas de servicios y dispositivos. Su estilo es directo, orientado a resultados y al ahorro de tiempo, con recomendaciones claras para diferentes niveles de usuario.

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