Avances en la lucha contra el alzhéimer
La lucha contra el alzhéimer ha entrado en una nueva era gracias a la aparición de nuevos fármacos que logran frenar ligeramente su avance y al descubrimiento de biomarcadores que permiten adelantarse a la enfermedad. Esta dolencia afecta a 50 millones de personas en el mundo y, tras décadas de tropiezos sin encontrar tratamientos efectivos, la comunidad científica observa con optimismo la revolución diagnóstica y farmacológica en marcha.
Una comisión de expertos ha publicado recientemente una serie de artículos que detallan los avances, a la vez que abordan la controversia que rodea a los nuevos tratamientos. Según Juan Fortea, jefe del grupo de Neurobiología de las Demencias del Instituto de Investigación Sant Pau, estamos ante un “cambio de paradigma” en la investigación del alzhéimer. Aunque no se está curando la enfermedad, es la primera vez que se consigue ralentizar su curso mediante medicamentos que eliminan la proteína beta-amiloide, responsable de la acumulación en los cerebros de los enfermos.
Medicamentos prometedores y su controversia
Los fármacos que han suscitado esperanzas son el lecanemab y el donanemab. En ensayos clínicos, el primero mostró una reducción del 27% en el avance de la enfermedad, mientras que el segundo alcanzó un 35%. A pesar de su aprobación en Estados Unidos y otros países, la Agencia Europea del Medicamento ha sido más cauta. La discusión está marcada por sus efectos secundarios y el elevado coste de los tratamientos, que se estima en unos 24.000 euros anuales por paciente, además de estar destinados a un grupo muy limitado de pacientes en fases muy tempranas de la enfermedad.
Los artículos analizan la gama de reacciones generadas en la comunidad científica y comparan la eficacia, costes e impacto de estos nuevos medicamentos con otros fármacos biológicos utilizados para tratar diferentes enfermedades. Esta comparación busca contextualizar el escepticismo que generan los tratamientos para el alzhéimer, en comparación con lo que ocurre en otras patología.
Desafíos y futuro del tratamiento
Los autores advierten de que, en términos de seguridad, los efectos adversos de estos fármacos son manejables. Aunque la magnitud de la enfermedad despierta incertidumbres en la toma de decisiones, los expertos sugieren que la controversia podría ser menor si se tratara de una enfermedad poco prevalente.
Además, la llegada de estos fármacos plantea un desafío para los sistemas sanitarios, que deben adaptarse a nuevos protocolos de identificación y seguimiento de pacientes. Esto implica un cambio en la carga asistencial y en la frecuencia de las visitas médicas.
Revolución diagnóstica y prevención
El desarrollo de biomarcadores está transformando la manera de diagnosticar el alzhéimer. Estas herramientas son cruciales para confirmar diagnósticos y permitir la identificación de la enfermedad en fases cada vez más tempranas. Los expertos consideran que si se demuestra la eficacia de tratamientos preventivos, será fundamental poder realizar cribados poblacionales para detectar a las personas susceptibles de desarrollar la patología.
En última instancia, se ha identificado un potencial significativo en la prevención de la enfermedad a través de la modificación de factores de riesgo como el tabaquismo, la hipertensión y el sedentarismo. Esta perspectiva de intervención en estilo de vida presenta una nueva vía para abordar la lucha contra el alzhéimer, ofreciendo oportunidades de mejorar la calidad de vida de millones de personas.