Guía sobre cambios en tarifas por sobregiro en bancos en 2025

En 2025 los grandes bancos redujeron tarifas por sobregiro; explico qué cambiaron, su impacto en hogares y pymes, ejemplos numéricos y términos clave para decidir con claridad.

En 2025 hemos visto un movimiento claro en la política de tarifas por sobregiro de los grandes bancos. Analizo aquí qué han cambiado las entidades, qué implicaciones prácticas tienen esas modificaciones y cómo valorar su efecto en hogares y pequeñas empresas. Mantengo distancia de recomendaciones financieras; el objetivo es ofrecer una lectura precisa y utilizable.

Resumen y claves

En líneas generales, las entidades financieras más relevantes han reducido o eliminado varias de las comisiones que durante años han cobrado por operaciones que dejan una cuenta en saldo descubierto. Los cambios combinan tres tipos de medidas: aumento de los llamados “cushions” (márgenes que permiten cierto sobregiro sin cargo), introducción de un periodo de gracia de un día, y supresión de las comisiones por fondos insuficientes (NSF) y por transferencias internas para cubrir descubiertos.

  • Medidas anunciadas por bancos relevantes: US Bank aumentó el margen autorizado antes de cobrar, y añadió un día de gracia; Truist ha lanzado cuentas sin tarifa por sobregiro; Regions anunció la eliminación de comisiones NSF y de transferencias internas; Bank of America redujo la cuantía de la comisión por sobregiro; Wells Fargo y Chase introdujeron periodos de gracia y simplificaron el tratamiento de cheques devueltos; Capital One y Ally habían adelantado reducciones permanentes.
  • Magnitud típica de las comisiones previas: durante años la tarifa estándar fue de alrededor de $35 por evento; los recortes han situado algunas comisiones en $10 o las han eliminado en determinados escenarios.
  • Contexto regulatorio: la supervisión y la presión de reguladores sobre el impacto de esas comisiones en hogares de renta baja han acelerado los cambios.
  • Consecuencia directa: menor coste por transacción rebotada para clientes, aunque las condiciones varían por producto y por banco.

Mi análisis se centra en cómo esas medidas afectan la operativa cotidiana y qué prácticas conviene priorizar para evitar costes. No presento recomendaciones de inversión ni predicciones de mercado; ofrezco criterios prácticos para evaluar el efecto sobre flujos de caja personales y de negocio.

Qué han cambiado los bancos y cómo funciona ahora

Cuantía del “cushion” y periodos de gracia

El primer cambio evidente en 2025 ha sido la ampliación del margen que algunos bancos permiten sobregirar sin aplicar inmediatamente una tarifa. Esa protección —a veces llamada “cushion” u “overdraft buffer” en la jerga— ha pasado en ciertos productos de niveles simbólicos (por ejemplo, $5) a cantidades más amplias (hasta $50 en algunos casos). El objetivo declarado por las entidades es reducir cargos por pequeñas desviaciones de saldo que no representan un descuadre sistémico de la cuenta.

Además, la mayoría de los bancos que han ajustado su política han añadido o formalizado un periodo de gracia de 24 horas. En la práctica, eso significa que si un cargo provoca un saldo negativo, el banco puede esperar un día antes de aplicar la comisión, lo que da margen para una reparación rápida por parte del cliente —por ejemplo, mediante un ingreso o una transferencia— sin coste adicional.

En mi experiencia observando estas medidas, conviene separar dos efectos: el primero es inmediato y técnico (menos cargos por errores puntuales); el segundo es de incentivos (el cliente tiene menos urgencia inmediata para evitar un cargo, pero la exposición al descubierto sigue existiendo). Por eso, aunque la reducción de comisiones mejora la protección de corto plazo, no elimina el riesgo de acumulación de saldos negativos que puede generar problemas mayores.

Eliminación de comisiones NSF y de transferencias internas

Otra línea de cambios es la supresión de las denominadas comisiones por “non-sufficient funds” (cheques o pagos rechazados) y de las tarifas que se cobraban por transferir dinero entre cuentas propias para cubrir un sobregiro. En diversos anuncios, las entidades han señalado la eliminación de esas partidas, que históricamente eran una fuente recurrente de ingresos por cada evento fallido.

La eliminación de la comisión NSF reduce un coste directo para el cliente cuando el banco decide no autorizar la operación y la devuelve. En paralelo, suprimir la comisión por transferencias internas para cubrir descubiertos facilita que el propio cliente o el banco automatice la cobertura sin un sobrecoste por el mecanismo de ajuste.

Desde mi punto de vista, esto simplifica la contabilidad para el usuario y reduce fricciones en la operativa diaria. No obstante, hay que verificar en cada contrato bancario las excepciones: algunos productos mantienen cargos en casos puntuales o solo aplican la supresión a determinados tipos de cuenta. Por tanto, la eliminación no es necesariamente universal ni automática para todos los clientes.

Acceso anticipado a nóminas y cambios de producto

Algunos bancos han incorporado además acceso adelantado a ingresos por domiciliación para mitigar incidencias de liquidez en las cuentas. Eso puede reducir la probabilidad de sobregiros en días críticos al permitir compensar un cargo con un ingreso que llega unas horas antes de lo habitual.

Otro movimiento ha sido la creación o promoción de relaciones entre productos: cuentas corrientes con condiciones específicas que no aplican cargos por sobregiro a cambio de tarifas mensuales o requisitos de vinculación. Truist, por ejemplo, ha comunicado el lanzamiento de cuentas sin comisión por sobregiro como producto diferenciador.

Valoro estos cambios como una respuesta dual: por un lado, atender la crítica pública y regulatoria; por otro, introducir productos que permitan segmentar clientes (quienes acepten menor coste por servicios asociados frente a quienes prefieran cuentas básicas sin cobros por descubiertos). La lectura práctica es que conviene revisar no solo si una tarifa ha desaparecido, sino las contrapartidas del nuevo producto.

Impacto práctico: hogar y pequeña empresa

Para hogares: flujo de caja y gestión básica

Para un hogar medio, la reducción o eliminación de tarifas por sobregiro significa una menor probabilidad de pagos extraordinarios inesperados. Tradicionalmente, una comisión por sobregiro de alrededor de $35 podía transformar una compra pequeña en un gasto significativo; con márgenes ampliados y periodos de gracia ese impacto se atenúa.

En términos operativos, la principal ventaja es que errores puntuales —un pago duplicado, un cargo automático no previsto— dejan de convertirse inmediatamente en gastos. Eso mejora la resiliencia de la liquidez doméstica, sobre todo en familias con márgenes financieros ajustados.

No obstante, desde mi observación práctica, la eliminación o reducción de la comisión no debe inducir a relajar la disciplina financiera. Menos comisiones alivian la tensión en el corto plazo, pero la causa raíz (ingresos insuficientes para cubrir compromisos) permanece. Mantener un colchón propio y revisar domiciliaciones recurrentes sigue siendo prioritario para evitar recurrir de forma continuada a sobregiros.

Para pymes: ciclos de caja y previsión

Las pequeñas empresas operan con ciclos de cobro y pago que amplifican cualquier coste por descubierto. Una sola factura impagada o un retraso en cobros puede generar una cascada de incidencias. La reducción de cargos por sobregiro disminuye el coste por evento, pero no elimina el problema de liquidez.

En la práctica, las pymes pueden ver una mejora inmediata en la predictibilidad de gastos financieros. Por ejemplo, si una entidad permite un margen de $50 sin cobrar, una cuenta que sufre un desfase temporal de 24–48 horas puede evitar pagar hasta $35 por evento —ahorro que, acumulado, mejora la cuenta de resultados en operaciones de corto plazo.

Mi recomendación de procedimiento (basada en experiencia con pymes) es mantener líneas de crédito operativas para picos de tesorería y usar la reducción de comisiones como una segunda línea de defensa, no como único mecanismo de gestión. Revisar productos bancarios que ofrezcan herramientas de notificación y alertas también reduce el riesgo operativo de descubiertos reiterados.

Ejemplos numéricos sencillos

Escenario 1: compra cotidiana que antes generaba tarifa

Supongamos un hogar con saldo de $20 y un pago de tarjeta de $60 por la compra semanal. Antes, el banco procesaba la transacción y aplicaba una comisión de $35. Resultado inmediato: saldo negativo y coste adicional de $35.

Con las medidas vigentes en 2025 —margen de $50 sin tarifa y un día de gracia— la misma operación no generaría comisión. El banco permite un sobregiro hasta $50, por lo que la compra queda cubierta dentro del margen y se evita el cargo de $35 en ese evento puntual.

En términos netos, esa modificación supone para el hogar un ahorro de $35 en el ejemplo concreto. Sin embargo, si los descubrimientos se repiten varias veces, el coste acumulado puede trasladarse a otras comisiones o a condiciones comerciales diferentes; la prudencia sigue siendo necesaria.

Escenario 2: pequeña empresa con cobros retrasados

Una pyme tiene en cuenta corriente $100 y debe pagar una factura de $220. Un cobro esperado de $200 se retrasa 48 horas. Antes de los cambios, si el banco procesaba el pago y aplicaba una comisión por sobregiro ($35) más posibles intereses, el coste total podía superar los $35 en consecuencias operativas.

Con la introducción del periodo de gracia y la posibilidad de transferencias internas sin comisión, la empresa puede evitar la comisión directa si realiza una transferencia rápida desde otra cuenta o si el banco aplica el día de gracia. En ese caso, el ahorro directo sería de la comisión análoga a $35, pero el beneficio real depende de la capacidad de la empresa para restablecer el saldo en ese plazo.

En ambos escenarios, la diferencia esencial es temporal: las nuevas condiciones reducen la probabilidad de cargos inmediatos, pero no sustituyen una gestión activa de liquidez.

Mini glosario

Comisión por sobregiro (overdraft fee): cargo que aplica el banco cuando autoriza una operación que deja la cuenta en negativo. Tradicionalmente rondaba los $35 por evento; varios bancos han reducido o suprimido esa figura en determinados productos.

NSF (non-sufficient funds): comisión por devolución de un pago que no fue autorizado por falta de fondos. Es diferente al overdraft fee: en este caso la operación no se ejecuta y el banco puede cobrar por la devolución.

Cushion / Overdraft buffer: margen que el banco permite sobregirar sin aplicar inmediatamente una tarifa. Su ampliación reduce la probabilidad de cargos por pequeñas desviaciones.

Periodo de gracia: ventana temporal (habitualmente 24 horas) que algunos bancos conceden antes de aplicar una comisión de sobregiro, para que el cliente pueda corregir el saldo.

Acceso anticipado a nóminas (early direct deposit): mecanismo por el que los bancos permiten disponer de ingresos domiciliados unas horas antes, mitigando picos de falta de liquidez.

CFPB / Reguladores: referencia a la presión de autoridades que supervisan prácticas bancarias y han señalado el impacto regresivo de las comisiones por sobregiro en hogares de renta baja; esa presión ha sido factor relevante en los cambios de política.

Preguntas frecuentes

¿Significa esto que ya no me cobrarán nunca por sobregiros?

No. La reducción o eliminación de determinadas comisiones es una mejora relevante, pero no equivale a la desaparición total del riesgo. Las medidas suelen aplicarse en situaciones concretas (tipos de cuenta, límites de margen, excepciones) y los bancos mantienen otras vías de cargo o condiciones que pueden generar gasto si el descubierto persiste.

En la práctica, algunas cuentas permiten un margen de hasta $50 sin cobro; otras sólo ofrecen un día de gracia. Es imprescindible revisar las condiciones de su producto para saber qué aplica en su caso concreto.

Desde mi experiencia, conviene no asumir que la eliminación es universal: comprobar el contrato y utilizar alertas de saldo evita sorpresas.

¿Afecta lo mismo a todos los clientes, incluidos los de menor renta?

Las medidas buscan reducir el impacto de cargos que históricamente han lastrado a quienes tienen menos margen financiero. No obstante, la práctica comercial puede diferir: algunos productos con eliminación de comisiones requieren vinculación o condiciones añadidas que no siempre benefician por igual a todos los clientes.

Reguladores han presionado precisamente por el efecto regresivo de esas comisiones, lo que explica parte del cambio. Aun así, la igualdad efectiva depende de la oferta comercial local y de si el cliente puede acceder al nuevo producto sin condiciones onerosas.

Mi recomendación técnica es comparar condiciones y solicitar documentación por escrito sobre la supresión de comisiones antes de asumir que se aplicará automáticamente.

¿Pueden las pymes fiarse de estas medidas para planificar tesorería?

Las pymes se benefician de menores costes por evento puntual, pero la planificación de tesorería debe seguir basada en flujos reales de cobro y pago. Las medidas son útiles como complemento de gestión, no como sustituto.

Si una pyme depende de márgenes reducidos o ciclos de cobro inciertos, es preferible mantener líneas de crédito y controles internos, usando la reducción de comisiones como colchón temporal.

En mi práctica de análisis, he visto empresas que han reducido costes operativos aprovechando estas medidas, pero siempre combinándolo con otras herramientas de financiación de corto plazo.

¿Debo cambiar de cuenta o banco por estos cambios?

Cambiar de cuenta puede tener sentido si la nueva oferta se adapta mejor a su patrón de uso y elimina cargos relevantes. No obstante, la decisión debe sustentarse en un análisis comparativo de condiciones, costes y servicios asociados.

Evaluar si la ausencia de comisión va acompañada de otros costes (cuotas mensuales, requisitos de vinculación, tipos en productos de crédito) es esencial antes de decidir el cambio.

Desde mi perspectiva, priorice la claridad contractual y las herramientas de control (alertas, notificaciones) más que la simple eliminación de una tarifa puntual.

¿Qué pasos prácticos puedo seguir para aprovechar estas medidas sin asumir más riesgos?

Compruebe las condiciones de su cuenta y anote los umbrales aplicables (cushion y periodos de gracia). Active alertas por saldo y revise domiciliaciones periódicamente para identificar cargos recurrentes. En caso de dudas, solicite por escrito las condiciones específicas que aplican a su cuenta.

Además, mantenga un colchón propio equivalente a unos días de gastos corrientes y valore herramientas de financiación de corto plazo para eventos previsibles. Las medidas bancarias mejoran la protección, pero una gestión activa sigue siendo determinante.

Mi observación final es clara: las modificaciones reducen costes puntuales y mejoran la experiencia operativa, pero no sustituyen una planificación de liquidez adecuada ni la revisión periódica de productos bancarios.

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Javier Mendez

Javier Mendez es analista económico con más de una década cubriendo macroeconomía, mercados y empresa. Formado en finanzas y economía aplicada, ha trabajado en consultoría y en mesas de análisis sell side, lo que le permite leer los datos con precisión y explicarlos de forma clara. En sus piezas desmenuza indicadores, políticas monetarias y resultados corporativos, siempre con foco en impacto real para el lector: empleo, poder adquisitivo y decisiones de ahorro/inversión. Defiende una comunicación transparente, con gráficos comprensibles y comparativas históricas que evitan el ruido del corto plazo. En el medio dirige especiales sobre inflación, banca y energía, y coordina el calendario de publicaciones de resultados para ofrecer contextos antes y después de cada hito. Su sello: rigor, contexto internacional y conclusiones accionables sin jerga innecesaria.

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