
Actualizo esta guía el 11 de diciembre de 2025. Presento aquí una síntesis de los retornos históricos entre bonos y acciones según los datos contenidos en la fuente base: comparaciones por año, estadísticas agregadas y resultados acumulados desde 1928. Mantengo las cifras históricas originales disponibles en el material base, que cubren periodos referidos hasta 2021; a partir de ese punto explico su significado práctico para hogares y pequeñas empresas.
Claves en breve
Resumen cuantitativo
En el conjunto de series analizadas, las diferencias entre el Bloomberg U.S. Aggregate Bond Index (el Agg) y el S&P 500 revelan patrones distintos: las acciones registran mayor retorno promedio anual, mientras que los bonos muestran mayor estabilidad año a año.
Específicamente, en el periodo anual ilustrado para 1980–2021, el Agg ofreció años positivos en 38 de 42 y un pico histórico anual del 32,65% en 1982, con la mayor caída anual registrada en -2,92% (1994). El S&P 500 presentó 35 años positivos de 42, con máximo anual de 37,20% (1995) y la mayor pérdida anual de -36,55% en 2008.
Estas cifras condensen dos ideas: las acciones superan en rendimiento medio (13,52% vs. 7,41% en el rango indicado) y los bonos dominan en frecuencia de años con ganancias pequeñas pero constantes. En mi lectura, esa dualidad explica por qué ambos instrumentos aparecen juntos en muchos análisis históricos.
Comparativa de eventos extremos
Al observar márgenes de diferencia en años concretos, los bonos superaron a las acciones en 11 de 42 años, con la mayor ventaja de 41,79% en 2008 —año de fuerte caída bursátil—. Por el contrario, una de las mayores derrotas de los bonos frente a las acciones llegó en 2013, con un margen de -34,17%.
Estos episodios muestran la función asimétrica de cada clase de activo: los bonos actúan como amortiguador en crisis bursátiles, mientras que las acciones tienden a concentrar las ganancias en años de recuperación y expansión económica.
Al analizar la distribución de resultados anuales, conviene prestar atención a la diferencia entre frecuencia de años positivos y magnitud de las ganancias: más años positivos no equivale necesariamente a mayor riqueza acumulada a largo plazo.
Impacto práctico: hogar y pyme
Lo esencial para un hogar
Para una unidad familiar, las cifras históricas sintetizadas en la fuente indican que una exposición exclusiva a renta variable produjo mayores crecimientos acumulados en el largo plazo, pero con fluctuaciones importantes en el corto plazo. Ese perfil implica que la capacidad de soportar variaciones (ruido) determina en gran medida la elección de exposición.
Los hogares que dependen de ingresos estables y buscan preservar poder adquisitivo suelen valorar la menor volatilidad de los bonos. En la serie histórica, los bonos ofrecieron años positivos con más frecuencia; en términos prácticos, eso se traduce en menores cambios de patrimonio de un año para otro.
En mi análisis, la decisión operativa más relevante para una familia no es elegir la opción “mejor” en abstracto, sino conocer cómo afectan las oscilaciones del mercado a su horizonte temporal y a su necesidad de liquidez. Consideraciones como horizonte de gasto, emergencias y tolerancia a la variación son las que configuran el impacto real.
Lo esencial para una pyme
Para una pequeña empresa, la prioridad suele ser la gestión del flujo de caja y la protección del capital operativo. Los bonos, por su relativa estabilidad año a año, pueden cumplir la función de reserva o colchón para pagos recurrentes o inversión productiva programada.
Las acciones proveen, históricamente, mayores retornos acumulados que pueden mejorar la posición financiera de la empresa, pero con la condición de que el capital invertido no sea necesario en horizontes cortos o críticos. En mi práctica analítica, subrayo la relevancia de segmentar fondos: separar tesorería de largo plazo de la que soporte operaciones corrientes.
Además, para una pyme que evalúe alternativas, conviene valorar la correlación entre su negocio y el mercado accionario; si la empresa es sensible al ciclo económico, una caída bursátil podría coincidir con menor facturación, agravando el riesgo.
Ejemplos numéricos y escenarios históricos
Escenario histórico: $100 desde 1928 (datos hasta 2021)
La fuente incorpora resultados acumulados desde 1928 hasta 2021 que permiten ver la diferencia en crecimiento compuesto entre activos. Por ejemplo, $100 invertidos en acciones habrían crecido, según las cifras citadas, a aproximadamente $761.711 al cierre de 2021. En contraste, $100 colocados en letras del tesoro a corto plazo (T-bills) habrían alcanzado cerca de $2.083, y $100 en bonos a 10 años alrededor de $8.527.
Estos números condensan dos efectos: las acciones generan un mayor poder de capitalización en horizontes muy largos; los bonos y los T-bills preservan capital y entregan rendimientos modestos pero más constantes. En términos relativos, la trayectoria acumulada muestra que la mayor parte del crecimiento proviene de la renta variable acumulada a lo largo de décadas.
Al interpretar esos resultados, es clave tener presente la inflación, los periodos de crisis y las recuperaciones que aparecen en la serie: años con pérdidas pronunciadas afectan el perfil interanual, pero no anulan la capacidad de recuperación y crecimiento de la renta variable a muy largo plazo.
Escenario 50/50: $1.000 entre Agg y S&P 500 desde 1928
La comparación de una cartera 50/50 sobre una muestra histórica ilustrada en la fuente indica diferencias en extremos y en volatilidad. Para el ejercicio mostrado, con $1.000 iniciales, los puntos destacados fueron: años positivos (Agg 37 de 42; S&P 34 de 42), máximos y mínimos absolutos y ganancias promedio convertidas a valores finales.
En la serie, los valores máximos de un solo año mostraron que la porción accionaria concentró las ganancias más altas (por ejemplo, un pico final de ~28.353 para el S&P en el ejercicio), frente a una trayectoria más contenida del Agg (~1.461 en su pico). Las pérdidas máximas sucedieron en años de crisis: la caída máxima para acciones alcanzó cifras de varios miles en términos absolutos en el ejercicio simulado.
Mi observación técnica es que el 50/50 reduce la volatilidad relativa comparada con una exposición 100% en acciones, sin cancelar completamente el potencial de crecimiento. En la práctica para hogares y pymes, ese tipo de asignación puede resultar una alternativa intermedia entre crecimiento y preservación, dependiendo del horizonte y de la necesidad de liquidez.
Mini glosario
Términos clave y su uso
Bloomberg U.S. Aggregate Bond Index (Agg): índice que agrupa bonos de grado de inversión en Estados Unidos, incluyendo tesorería, deuda gubernamental relacionada, bonos corporativos, y valores respaldados por hipotecas y préstamos. En el texto, lo uso como referencia estándar para bonis de inversión.
S&P 500: índice que agrupa las 500 mayores empresas cotizadas en Estados Unidos y sirve aquí como referencia de renta variable amplia del mercado estadounidense.
Rendimiento promedio anual: en algunos apartados se menciona la media simple de ganancias anuales en el periodo considerado; no debe confundirse con rendimiento anualizado compuesto, que incorpora efecto de capitalización.
Preguntas frecuentes
¿Qué significa que los bonos tengan más años positivos pero menor retorno acumulado?
Dicho de forma directa, los bonos suelen generar ganancias modestamente positivas con más frecuencia año a año, lo que incrementa la probabilidad de evitar pérdidas en ejercicios aislados. Sin embargo, las ganancias anuales son, por lo general, menores que las que pueden aportar las acciones en años de fuertes subidas.
La consecuencia es que, aunque los bonos ganen más años que las acciones, la magnitud de las subidas en acciones a lo largo de décadas tiende a producir un mayor crecimiento acumulado. Esto refleja la diferencia entre frecuencia y magnitud: más años con ganancias no implica que el saldo final sea mayor.
En mi experiencia analítica, ese matiz es el que explica por qué se mezclan ambas clases de activo en carteras que buscan equilibrio entre crecimiento y estabilidad.
¿Las cifras presentadas incluyen inflación?
Las cifras acumuladas y los porcentajes consignados en la base se presentan en términos nominales según los datos originales. La inflación reduce el poder adquisitivo real de los montos finales y, por tanto, para análisis de poder de compra es necesario ajustar esos resultados con el índice de precios correspondiente.
En la lectura práctica, conviene separar rendimiento nominal y rendimiento real. El primer paso es conocer el dato bruto y luego aplicar el ajuste por inflación para evaluar cuánto poder adquisitivo mantiene la inversión en términos reales.
Mi recomendación técnica es siempre contrastar cifras nominales con series de precios cuando el objetivo es medir poder adquisitivo histórico.
¿Qué aporta la combinación 50/50 entre bonos y acciones?
Una asignación 50/50 suele producir una curva de crecimiento menos volátil que una cartera 100% en acciones y con mayor crecimiento potencial que una cartera 100% en bonos. En los ejercicios citados, la mezcla suaviza las caídas extremas pero sigue captando parte de la recuperación y la tendencia alcista a largo plazo de la renta variable.
Desde una perspectiva operativa, la clave es que la mezcla reduce la varianza del patrimonio anual, lo que puede ser útil si el inversor —hogar o pyme— necesita equilibrar crecimiento y tolerancia a variaciones en horizontes intermedios.
En mi práctica, observo que esa estructura intermedia es la más frecuente cuando existe necesidad de compatibilizar objetivos de medio y largo plazo con cierto nivel de liquidez operativa.
¿Con qué frecuencia los bonos superan a las acciones en la muestra analizada?
En la comparativa anual de la serie mostrada para el periodo disponible, los bonos superaron a las acciones en 11 de 42 años. Esto refleja que, aunque las acciones prevalecen en más años y entregan mayor retorno promedio, los bonos pueden superar en episodios puntuales, típicamente cuando el mercado accionario sufre contracciones fuertes.
El dato es relevante para visualizar el papel de los bonos como elemento de diversificación: su ventaja en ciertos años puede compensar pérdidas en renta variable, reduciendo la volatilidad total de la cartera.
Mi lectura es que esa frecuencia relativa no invalida la función de crecimiento de la renta variable, sino que subraya la necesidad de considerar ambos factores —frecuencia y magnitud— al interpretar resultados históricos.
¿Las conclusiones aplican igual fuera de Estados Unidos?
Los datos presentados en la fuente provienen de índices y series estadounidenses; por tanto, su aplicabilidad directa a otros mercados depende de la estructura económica y financiera local. Mercados emergentes o con perfiles de crédito y liquidez diferentes pueden mostrar comportamientos distintos en volatilidad y retorno.
En mi experiencia analítica, el patrón general de mayor retorno esperado en renta variable y mayor estabilidad en renta fija se repite en muchos contextos, aunque las magnitudes y frecuencia de años positivos varían por mercado y periodo histórico.
Para comparaciones territoriales es necesario disponer de series locales equivalentes y un ajuste por condiciones específicas, como estructura de tipos de interés, regulación y tamaño de mercado.






