Receta: Almendras Canditadas al Horno con Canela

Almendras crujientes y aromáticas: receta fácil de almendras canditadas con canela, paso a paso, variantes y conservación para regalar o disfrutar en casa.

Son las almendras caramelizadas con canela que preparo cuando quiero un aperitivo crujiente, aromático y más saludable que muchas galletas. En mi cocina funcionan igual de bien como tentempié de diario o como detalle para regalar: se preparan con ingredientes sencillos y conservan muy bien el sabor.

Ficha de la receta

Tiempo de preparación: 10 minutos. Tiempo de cocción: 1 hora. Listas en: 1 hora y 10 minutos.

Raciones: 12 porciones. Calorías por ración: 359 kcal (estimadas).

Temperatura del horno: 250 °F (aprox. 120 °C). Uso horno a baja temperatura para conseguir un glaseado uniforme y una textura crujiente sin quemar el azúcar.

Qué hace especial esta receta

Me he acostumbrado a hacer esta receta cada temporada porque equilibra muy bien lo dulce y la especia. La canela aporta calidez y el recubrimiento de azúcar queda fino y crujiente, no empastado.

El método —mezclar las almendras con clara de huevo y después con la mezcla de azúcares— permite que el azúcar se adhiera de forma homogénea. Con paciencia y el horneado a baja temperatura se obtiene una almendra perfectamente caramelizada.

Evito temperaturas altas y movimientos bruscos para que el recubrimiento no se aglutine; de este modo las almendras quedan sueltas y tostadas de manera uniforme.

Equipo y medidas a tener a mano

Necesitarás una bandeja con borde (aprox. 45×33 cm), papel de hornear o silicona y un bol grande para mezclar. Un batidor pequeño ayuda a espumar la clara.

Las cantidades están expresadas en gramos y tazas: uso 110 g de azúcar moreno, 100 g de azúcar blanco y 600 g de almendras enteras. Estas medidas dan 12 raciones generosas.

Si prefieres pesar todo, la consistencia es más fiable; en mi experiencia la precisión en el azúcar y la cantidad de clara marcan la diferencia en el resultado final.

Ingredientes

Lista principal de ingredientes

1/2 taza (110 g) de azúcar moreno, bien compactada.

1/2 taza (100 g) de azúcar blanco granulada. Este azúcar junto al moreno crea el brillo y la textura del glaseado.

2 1/2 cucharaditas de canela en polvo y 3/4 de cucharadita de sal fina. La sal realza el sabor y la canela define el perfil aromático.

  • 4 tazas (600 g) de almendras enteras crudas.
  • 1 clara de huevo grande.
  • 2 cucharaditas de agua.
  • 2 cucharaditas de extracto de vainilla.

Sustituciones y ajustes

Si necesitas una versión sin huevo, puedes probar con una mezcla ligera de agua y sirope de agave (no se adhiere igual, así que el resultado varía). Yo prefiero la clara porque deja un recubrimiento fino y seco tras hornear.

Para un dulzor menos intenso reduce la cantidad de azúcar blanco a 3/8 de taza (unos 75 g). En mi experiencia, bajar demasiado el azúcar altera la textura final, así que ajusta con moderación.

Las almendras pueden sustituirse por nueces o avellanas; sin embargo, los tiempos de horneado cambian ligeramente según el tamaño y el contenido graso del fruto seco.

Variante de especias (blend chai)

Si quieres un perfil especiado más complejo, uso esta mezcla: 1 1/2 cucharadita de canela, 3/4 cucharadita de jengibre en polvo, 3/4 cucharadita de cardamomo, 1/4 cucharadita de clavo y 1/8 cucharadita de pimienta negra.

La combinación aporta matices cálidos sin dominar; en casa solemos alternar entre la versión clásica y esta para cambiar el tono del aperitivo.

Aplica la mezcla de especias en lugar de la canela en la misma cantidad total; mezcla bien con los azúcares para que quede homogéneo.

Preparación: pasos claros y numerados

Antes de empezar

Precaliento el horno a 120 °C (250 °F). Coloco una bandeja con borde forrada con papel de horno o una lámina de silicona; esto evita que el caramelo se pegue y facilita remover las almendras durante el horneado.

En un bol mediano mezclo el azúcar moreno, el azúcar blanco, la canela y la sal. Reservo la mezcla, que será el recubrimiento seco.

Dispongo las almendras en un bol grande. Es importante que estén a temperatura ambiente y sin humedad para que el glaseado se adhiera correctamente.

Mezclado y recubrimiento

En un bol pequeño bato la clara de huevo con las 2 cucharaditas de agua y las 2 cucharaditas de vainilla hasta que esté ligeramente espumosa. No hace falta montarla a punto de nieve; con que esté aireada es suficiente.

Vierto la clara sobre las almendras y mezclo hasta que cada fruto seco esté cubierto por una película fina. Este paso asegura que la mezcla de azúcares se adhiera de forma uniforme.

Añado la mezcla de azúcares y especias a las almendras y remuevo con una espátula hasta que queden bien impregnadas. Extiendo todo en una capa uniforme sobre la bandeja preparada para hornear.

Horneado y control

Horno a 120 °C. Hornea durante 60 minutos, sacando la bandeja y removiendo las almendras cada 15 minutos (tres veces en total). Este movimiento intermitente evita que el recubrimiento se apelmace y favorece un tostado uniforme.

Observo el color y el aroma: deben quedar doradas y con un brillo seco, no pegajoso. Si el azúcar aún está algo blando, continúo en el horno con vigilia hasta que se seque por completo.

Una vez fuera del horno, dejo que las almendras se enfríen totalmente sobre la bandeja. En mi experiencia, el enfriado termina de fijar el glaseado y define la textura crujiente.

Notas, variantes y conservación

Consejos prácticos para el mejor resultado

Usa una bandeja amplia y no amontones las almendras; una sola capa ayuda a que el aire caliente circule y el glaseado quede uniforme. Yo siempre extiendo con una espátula para eliminar acumulaciones.

Remover cada 15 minutos es clave: si intentas evitar hacerlo para ahorrar tiempo, acabarás con bloques pegados. La paciencia paga y el proceso es sencillo.

Si notas que el recubrimiento está demasiado húmedo al final del horneado, subo el horno 5 °C los últimos minutos, vigilando de cerca para evitar que se queme el azúcar.

Variaciones de sabor

Además de la mezcla chai ya descrita, puedes añadir una pizca de sal Maldon al final para un contraste salado-dulce que potencia el aroma de la canela. Yo lo hago en ocasiones y cambia por completo la experiencia gustativa.

Otra opción es sustituir parte de las almendras por pecanas para una mezcla de texturas. En esos casos brillo con menos azúcar blanco, ya que las nueces más grasas pueden hacer que el recubrimiento resulte más pegajoso.

Para una versión cítrica, añade ralladura muy fina de naranja a la mezcla de azúcares; aporta frescura y combina muy bien con la canela.

Conservación y presentación

Conservación: una vez frías, guardo las almendras en un recipiente hermético a temperatura ambiente hasta una semana. En mi casa rara vez llegan tan lejos, pero así mantienen el crujiente.

Si quieres prolongar su vida útil una o dos semanas, las puedes almacenar en un frasco hermético en un lugar fresco y oscuro; evita la nevera, ya que la humedad puede volver blando el glaseado.

Presentación: funcionan muy bien en tarros para regalar; si las vas a transportar, colócalas en capas con papel de cocina para evitar que se rompan y que el glaseado se desprenda.

Tabla nutricional

La información nutricional está calculada por porción. Las cifras sirven como guía: los frutos secos aportan grasas saludables y fibra, pero el azúcar elevado incrementa las calorías.

Considera estas cifras si las incluyes en dietas con control de azúcares o calorías; en el contexto de un consumo moderado, son un aperitivo satisfactorio y nutritivo.

Si ajustas la receta (menos azúcar, otra variedad de fruto seco), las cifras variarán. Aquí tienes la tabla basada en la receta tal como está:

Concepto Por ración
Calorías 359 kcal
Grasas totales 24 g (37% VD)
Grasa saturada 1 g (6% VD)
Sodio 153 mg (7% VD)
Potasio 369 mg (11% VD)
Hidratos de carbono 28 g (9% VD)
Fibra 6 g (25% VD)
Azúcar 19 g (21% VD)
Proteínas 9 g (18% VD)
Calcio 145 mg (15% VD)
Hierro 2 mg (11% VD)

Nota: los porcentajes son aproximados y se basan en una dieta de referencia de 2000 kcal. La fibra y las proteínas procedentes de las almendras aportan saciedad, por eso las recomiendo como pequeño bocado entre horas.

Preguntas frecuentes

¿Puedo usar almendras tostadas en lugar de crudas?

Las almendras tostadas ya tienen una pérdida de humedad y un tostado previo; por eso el recubrimiento puede quedar más seco y el horneado requiere menos tiempo. En mi experiencia, funcionan pero vigila el horno y reduce el tiempo de cocción para evitar quemarlas.

Si optas por almendras tostadas, realiza una prueba con 20 minutos y remueve cada 8–10 minutos hasta conseguir el punto deseado. Así previenes un exceso de tostado.

Personalmente prefiero las crudas: permiten controlar el tostado final y logran un glaseado más uniforme. Pero la versión con almendras tostadas es válida si buscas un sabor más profundo desde el inicio.

¿Se puede omitir la clara de huevo?

La clara ayuda a que el azúcar se adhiera y se seque durante el horneado, dejando un recubrimiento fino. Si la omites, el azúcar tiende a formar bloques o no se fija bien.

He probado sustitutos como sirope o aquafaba; el resultado cambia: queda más pegajoso y con menos brillo seco. Para un resultado lo más parecido posible al original, recomiendo mantener la clara.

Si necesitas evitar huevo por alergia, distribuye el azúcar con menor cantidad y hornea vigilando mucho; la textura será distinta, pero sigue siendo sabroso.

¿Cómo evitar que las almendras queden pegadas entre sí?

El truco está en remover durante la cocción: hacerlo cada 15 minutos evita que el azúcar se funda en bloques. Además, extender una sola capa amplia sobre la bandeja reduce el contacto entre frutos secos.

Otro recurso es separar suavemente con una espátula en los últimos minutos de horneado cuando el azúcar empieza a secarse pero aún no está duro. Esto fragmenta posibles aglomeraciones antes de que se enfríen.

Si a pesar de todo se forman agrupamientos, a temperatura templada puedes separarlos con los dedos o con la espátula; al enfriarse completamente se vuelven frágiles y se deshacen con facilidad.

¿Cuánto tiempo se conservan y cómo presentarlas para regalar?

En un envase hermético a temperatura ambiente duran hasta una semana conservando textura crujiente. En mi casa rara vez llegan a esa fecha porque se acaban antes.

Para regalar las coloco en tarros de vidrio o cajas, separando capas con papel de cocina para que el recubrimiento no se desprenda. Un sello sencillo y una etiqueta casera las convierten en un detalle muy apreciado.

Si las vas a almacenar más tiempo, mantenlas en un lugar fresco y oscuro; evita la nevera para que no absorban humedad que ablande el glaseado.

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Lucia Gomez

Lucía Gomez es cocinera doméstica avanzada y redactora gastronómica centrada en cocina accesible: rápidas, saludables, repostería y batch cooking. Su metodología prioriza ingredientes asequibles, técnicas replicables y tiempos verificados en cocina real. Cada receta incluye lista de ingredientes clara, pasos numerados, variantes por alergias o preferencias y consejos de presentación sin artificios. Lucía dirige la línea editorial de fichas “smart” con tarjeta de información (porciones, tiempos, conservación) y tablas de nutrición aproximada. Apuesta por la recuperación de recetas tradicionales con enfoques modernos (airfryer, olla lenta) y por minimizar desperdicio con reaprovechamientos. Su comunidad valora su tono cercano, los resultados consistentes y su obsesión por testear medidas y horneados para evitar errores comunes.

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