Presento una ensalada de couscous mediterránea, refrescante y equilibrada, diseñada para resultar práctica y sabrosa tanto como acompañamiento como plato principal ligero. Uso couscous fino (estilo marroquí) por su textura delicada y una vinagreta sencilla a base de limón y aceite de oliva que realza los tomates, el pepino y las hierbas sin enmascarar sabores. Bajo mi experiencia, es una receta que admite variaciones sin perder su carácter fresco, y conviene seguir unos pasos sencillos para lograr granos sueltos y un aliño bien integrado.
Ingredientes
- 1 cup dry couscous (Moroccan style)
- 1 cup warm water
- Salt and freshly ground black pepper
- 1/4 cup + 1 tsp olive oil, divided
- 2 Tbsp fresh lemon juice
- 1 tsp minced garlic (1 clove)
- 1 1/2 cups grape tomatoes, halved
- 1 1/2 cups diced English cucumber
- 1/3 cup diced red onion
- 1/3 cup finely crumbled feta cheese
- 1/3 cup toasted slivered almonds (optional)
- 1/3 cup finely chopped fresh parsley
- 2 Tbsp finely chopped fresh mint
La lista anterior refleja las cantidades tal y como las uso habitualmente; no improviso con las proporciones básicas: una taza de couscous seco por una de agua templada produce la textura clásica, y la división del aceite (una cucharadita para el couscous y el resto para el aliño) evita que el grano quede grasiento y pegajoso. El pepino inglés aporta menos semillas y más firmeza que el pepino de huerta; si lo usas, puedes prescindir de pelarlo, pero con pepinos de cultivo doméstico conviene pelarlos para evitar exceso de humedad.
El feta desmigado introduce salinidad y untuosidad; si prefieres otro queso, ten en cuenta la sal añadida que eso trae. Las almendras laminadas tostadas son opcionales, pero añaden contraste crocante que equilibra la textura blanda del couscous y la jugosidad de los tomates. Las hierbas frescas —en este caso perejil y menta— iluminan la mezcla: la menta aporta un toque refrescante que la acerca al perfil mediterráneo, mientras que el perejil aporta cuerpo aromático.
En cuanto al ajo y al limón: una cucharadita de ajo finamente picado y dos cucharadas de zumo de limón dan un aliño brillante; ajusta al gusto. La sal y la pimienta conviene añadirlas en dos momentos: una pizca en el agua de cocción para condicionar el couscous y otra al final tras montar la ensalada, para poder rectificar con más precisión.
Por qué funcionan estos ingredientes
El couscous fino actúa como soporte neutro que absorbe el aliño y las esencias de los vegetales sin competir con ellos. Su grano pequeño crea una textura ligera que facilita que cada bocado contenga varios ingredientes.
Los tomates aportan jugosidad y acidez natural; el pepino refresca y contrarresta la densidad del queso. La cebolla roja añade un punto de chispa y presencia, mientras que las hierbas introducen notas aromáticas que elevan el conjunto.
El aceite de oliva y el limón forman una emulsión simple pero eficaz: el aceite aporta redondez y la acidez del limón corta la grasa, equilibrando la sensación en boca. Las almendras añaden contraste crujiente y una riqueza sutil que amplia el espectro de texturas.
Consejos sobre sustituciones de ingredientes
Si no dispones de couscous marroquí puedes usar couscous perlado (israeli); en ese caso sigue las instrucciones del paquete porque su cocción difiere. Para una versión con más proteína añade garbanzos en lata, escurridos y enjuagados; cuando lo haga, aumento ligeramente el aceite y el limón para compensar la sequedad añadida.
Si el feta no te convence, otros quesos desmenuzables como el de cabra o el cotija funcionan bien, pero ajusta la sal porque cada queso tiene distinta salinidad. Para un crujiente alternativo a las almendras prueba con piñones o nueces troceadas.
Para reducir calorías sustituye parte del aceite por un chorrito de agua y más limón, o elimina las almendras; la ensalada seguirá siendo sabrosa gracias al limón, las hierbas y el queso en pequeñas cantidades.
Ingredientes clave y su manipulación
Trata el couscous con delicadeza: tras hidratarlo, es importante esponjarlo con un tenedor y evitar que se apelmace. Añadir una cucharadita de aceite y separarlo en un bol amplio ayuda a que los granos queden sueltos.
Los tomates y el pepino deben estar bien secos al mezclar para no diluir el aliño; es buena idea escurrir el pepino si tiene mucha agua. La cebolla roja, si resulta excesiva, puede enjuagarse ligeramente para suavizar su intensidad.
Las hierbas se añaden al final para conservar su frescura; picadas finamente, se integran mejor y liberan sus aceites esenciales sin dominar la ensalada.
Preparación — pasos numerados
- Calienta 1 cup de agua hasta que hierva.
- Retira del fuego al primer hervor, añade la taza de couscous y una pizca de sal, cubre y deja reposar 5 minutos.
- Incorpora 1 tsp de aceite de oliva, esponja con un tenedor y deja enfriar unos 10 minutos en un bol amplio, removiendo de vez en cuando.
- Mientras tanto, prepara el aliño: bate 1/4 cup de aceite, 2 Tbsp de zumo de limón y 1 tsp de ajo picado hasta emulsionar.
- Añade al bol con couscous los tomates, pepino, cebolla, queso feta, almendras (si las usas), perejil y menta.
- Vierte el aliño, mezcla con suavidad y rectifica de sal y pimienta. Sirve templado o frío.
Expando cada paso para garantizar el resultado que busco: cuando retiro el agua del fuego, el couscous absorbe el líquido rápidamente; cubrirlo evita fugas de vapor y asegura hidratación uniforme. Respetar los 5 minutos de reposo es clave para que el grano quede tierno sin cocerse en exceso.
La pequeña cantidad de aceite añadida antes de esponjar evita que los granos se peguen. Uso un bol grande para que, al mezclar los vegetales y el aliño, el couscous tenga espacio y los ingredientes se integren sin aplastarse. Si lo dejo enfriar en la nevera, prefiero separarlo primero para que no quede apelmazado al enfriarse.
El aliño se prepara en un bol pequeño y se emulsionará mejor si el aceite se añade en un hilo fino mientras bates; sin embargo, en esta receta una mezcla vigorosa con tenedor funciona igual de bien. Ajusto el ajo según mi tolerancia: 1 tsp de ajo picado marca presencia sin dominar el perfil fresco del limón y las hierbas.
Cocción y tratamiento del couscous
Siempre hiervo el agua y la retiro inmediatamente. La técnica de reposo permite que el couscous absorba calor y agua sin agitar demasiado; agitar durante el reposo vuelve el grano pastoso.
Al esponjar, utilizo un tenedor para separar granos con movimientos suaves envolventes. Si el couscous muestra grumos, los deshago con el tenedor y añado una pizca de aceite para facilitar la separación.
Si planeo conservar la ensalada fría, la enfrío a temperatura ambiente antes de llevarla a la nevera para que no cree condensación excesiva que humedezca los ingredientes.
Aliño y montaje
Mezclar el aliño y probar antes de incorporarlo permite ajustar limón y sal. Si el aliño está demasiado ácido, un poco más de aceite lo redondea; si resulta plano, corrige con sal o una pizca de pimienta.
Vierto el aliño sobre el couscous y los vegetales con movimientos envolventes para que todas las piezas queden bien cubiertas. Evito machacar los tomates o pepino con movimientos bruscos.
Dejo reposar 10–15 minutos antes de servir si quiero que los sabores se integren; para una versión más fresca lo sirvo de inmediato.
Notas, variantes y conservación
Si busco convertir la ensalada en plato principal añado una lata de 400 g (aprox. 14 oz) de garbanzos escurridos y enjuagados; al hacerlo, aumentaría el aliño con otra cucharada de aceite y media cucharada de limón para mantener la jugosidad. La incorporación de legumbres aporta proteína y hace la ensalada más saciante sin alterar su carácter fresco.
Como variante de hierbas, la menta es mi preferida por el contraste refrescante, pero el perejil solo, la albahaca o el eneldo funcionan según el perfil deseado. Si usas albahaca, ten en cuenta su aroma más potente y añade en menor cantidad para no opacar el resto.
Para sustituir frutos secos: piñones o nueces picadas aportan similar textura y matices de sabor. Si se necesita una versión sin frutos secos por alergia, omítelos sin más y potencia la textura con pepitas de calabaza tostadas.
Sobre conservación: recomiendo consumir la ensalada el mismo día para máxima frescura; aguanta bien en el frigorífico hasta 24 horas si se guarda en un recipiente hermético. Pasado ese tiempo, el couscous tiende a absorber más aliño y el resultado pierde la textura original. Si la preparas con antelación, guarda el aliño aparte y mézclalo justo antes de servir para conservar textura y frescura.
Errores comunes: cocer el couscous en exceso, no escurrir el pepino o pasarse con la cebolla cruda. Corregir estas fallas resulta sencillo: esponjar el couscous, secar vegetales y moderar la cebolla con un enjuague breve si es necesario.
Tabla nutricional
Presento la información nutricional por ración tal y como la manejo en la receta: son estimaciones útiles para planificar menús y considerar aportes calóricos y de macronutrientes. Las cifras se refieren a una porción para las raciones indicadas (5 porciones).
| Concepto | Por ración |
|---|---|
| Calorías | 356 kcal |
| Grasas totales | 20 g (31% VD) |
| Grasa saturada | 4 g (25% VD) |
| Colesterol | 8 mg (3% VD) |
| Sodio | 243 mg (11% VD) |
| Potasio | 479 mg (14% VD) |
| Hidratos de carbono | 37 g (12% VD) |
| Fibra | 5 g (21% VD) |
| Azúcares | 4 g (4% VD) |
| Proteína | 9 g (18% VD) |
| Vitamina A | 2067 IU (41% VD) |
| Vitamina C | 35 mg (42% VD) |
| Calcio | 133 mg (13% VD) |
| Hierro | 2 mg (11% VD) |
Estas cifras ayudan a tomar decisiones: si necesitas más proteína, añade garbanzos o pechuga de pollo a la plancha; si reduces grasas, disminuye el aceite y aumenta el limón, manteniendo hierbas y vegetales para sabor. Ten en cuenta que los porcentajes de valor diario se basan en una dieta de 2000 kcal y sirven como orientación general.
Preguntas frecuentes
¿Puedo preparar la ensalada con couscous israelí (perla)?
Sí, el couscous perla funciona, pero cambia su tamaño y el tiempo de cocción. Sigue las instrucciones del paquete en lugar del método de hidratación rápida usado aquí.
Al usar perla, es habitual tostar ligeramente el couscous en la olla antes de añadir agua para realzar su sabor y obtener granos más sueltos. Ajusta la cantidad de agua según el tipo, ya que el perla suele requerir más líquido.
Después de cocerlo, procede igual: esponja con un tenedor, deja enfriar y mezcla con los vegetales y el aliño. El resultado será más masticable y con presencia más marcada que el couscous fino.
¿Cómo evitar que el couscous se apelmace?
El paso clave es esponjarlo con un tenedor inmediatamente tras el reposo y añadir una pequeña cantidad de aceite para separar los granos. Evita remover vigorosamente durante el reposo para no liberar almidones que lo apelmacen.
Usar un bol amplio permite mezclar sin compactar los ingredientes. Si lo refrigeras, separa porciones para reducir compactación y remueve ligeramente antes de servir.
Si ya está apelmazado, puede ayudar pasar los granos por un colador y soplar aire frío o usar un tenedor para separar con delicadeza, añadiendo una cucharadita de aceite si hace falta.
¿Se puede hacer sin gluten?
El couscous tradicional es trigo, por tanto no es apto para dietas sin gluten. Para una alternativa sin gluten, sustituye por quinoa, que ofrece textura y valor proteico similares y se integra bien con el aliño y los vegetales.
Si eliges quinoa, lávala bien antes de cocer para eliminar la saponina y sigue la proporción de agua indicada en el paquete; la cocción y el reposado determinan su textura final.
Otra opción es utilizar arroz integral frío o bulgur certificado sin gluten (si se dispone), adaptando cantidades y tiempos de cocción a cada cereal.
¿Cómo conviene servirla y con qué acompaña mejor?
La ensalada va excelente como guarnición de pescado a la plancha o pollo, por su frescura y balance ácido-aceite que complementa proteínas sencillas. También resulta ideal como almuerzo en un tupper por su estabilidad durante unas horas en frío.
Si la sirves como plato único, añade una fuente de proteína (garbanzos, pollo o atún) y una porción extra de hojas verdes para equilibrar texturas y nutrientes. Suele funcionar bien a temperatura templada o fría, según el clima y la ocasión.
Evita acompañarla con salsas muy pesadas que compitan con el aliño; su gracia está en la ligereza y la mezcla de texturas frescas y crujientes.







