Receta: Muslos de Pollo en Olla Lenta con Salsa Asiática

Muslos de pollo jugosos en olla lenta con una salsa asiática brillante: receta detallada, variantes, conservación y tabla nutricional para cenas sin complicaciones.

Preparo esta versión de muslos de pollo en olla lenta cuando quiero una cena sabrosa y sin complicaciones: la carne queda jugosa y la salsa, agridulce con un toque picante, impregna cada bocado. Te explico paso a paso cómo conseguirlo y cómo adaptar la receta según lo que tengas en la despensa.

Ficha de la receta

Tiempo de preparación: 10 minutos. Tiempo de cocción: 3–4 horas en baja. Tiempo total: aproximadamente 3 horas y 10 minutos. Raciones: 8. Calorías por ración: 238 kcal.

  • Tipo de cocina: asiática, de inspiración casera.
  • Utensilios principales: olla lenta de 5–7 litros (crock pot) y una cazo para reducir la salsa.
  • Recomendación: si tu olla tiende a cocinar más caliente, añade 20–30 minutos al tiempo indicado y controla la textura.

Ingredientes

La lista que sigue contiene exactamente las cantidades que uso y que garantizan la textura y el equilibrio de sabores. Empleo muslos deshuesados y sin piel porque permiten que la salsa los abrace mejor y resulten más tiernos al servir. Si prefieres, puedes usar muslos con hueso pero entonces adapta tiempos y manejos (lo explico más abajo en variantes).

  • 8 muslos de pollo deshuesados y sin piel, limpios y recortados (unos 1,1 kg aprox.).
  • 1/3 taza de kétchup.
  • 1/4 taza de miel.
  • 1/4 taza de salsa de soja.
  • 1 cucharada sopera de sriracha (ajusta según tolerancia al picante).
  • 2 cucharaditas de aceite de sésamo tostado.
  • 1 cucharada de ajo picado (fresco o en lata de calidad).
  • 1 cucharada de jengibre fresco pelado y picado.
  • 2 cucharaditas de vinagre de arroz.
  • 2 cucharadas de maicena (almidón de maíz) + 2 cucharadas de agua para hacer una solución.
  • Cebolleta en rodajas finas y semillas de sésamo para espolvorear (opcional).

Consejo práctico: no sustituyas la maicena por harina para espesar la salsa si buscas brillo y textura sedosa; la maicena aporta ese acabado brillante que esperamos en una salsa asiática casera.

Si alguno de los ingredientes te resulta desconocido, puedes encontrar equivalentes accesibles: el aceite de sésamo es muy concentrado, con 2 cucharaditas es suficiente; la salsa de soja aporta la salinidad y el umami, y la miel añade cuerpo y brillo. Evita salar en exceso hasta probar la salsa ya reducida: la soja puede ser muy salada según la marca.

Como cocinera me gusta preparar todo antes de encender la olla lenta: picar ajo y jengibre, medir líquidos y tener preparada la maicena. Eso hace el proceso mucho más ágil y evita pasos apresurados cuando el tiempo de cocción se reduce por necesidad.

Elaboración: pasos claros y ordenados

A continuación presento las instrucciones numeradas para que la ejecución sea directa. Después detallo recomendaciones prácticas en tres bloques: preparación previa, cocción en olla lenta y acabado de la salsa. Cada bloque incluye matices que marcan la diferencia entre un plato correcto y uno memorable.

  1. Colocar los muslos en el fondo de la olla lenta de 5–7 litros, acomodándolos en una sola capa si es posible.
  2. En un bol, mezclar kétchup, miel, salsa de soja, sriracha, aceite de sésamo, ajo y jengibre hasta obtener una mezcla homogénea.
  3. Verter la mezcla sobre los muslos de forma uniforme, cubriéndolos lo mejor posible con la salsa.
  4. Tapar y cocinar en baja temperatura (low) durante 3–4 horas, hasta que el centro de los muslos registre 74 °C (165 °F) y la carne esté tierna.
  5. Retirar el pollo a una fuente y mantener tapado con papel aluminio para conservar el calor.
  6. Verter los jugos de la olla en un cazo (deberías tener aproximadamente 2 tazas), añadir el vinagre de arroz y llevar a ebullición ligera.
  7. Mezclar la maicena con 2 cucharadas de agua hasta integrar y añadir al cazo removiendo; cocinar 1 minuto hasta que la salsa espese y brille.
  8. Servir la salsa sobre los muslos o pincelarla, y terminar con cebolleta y sésamo si lo deseas.

Preparación previa

Antes de comenzar prefiero tener todo organizado: recorto la grasa visible, seco ligeramente la superficie con papel de cocina y dispongo los muslos en la olla. Esta pequeña rutina mejora la textura final y evita exceso de grasa en la salsa.

Si compras muslos con piel o con hueso, retira la piel para esta receta si buscas que la salsa impregne la carne; la piel tiende a volverla grasienta durante la cocción larga. En el caso del hueso, conservarlo aporta sabor pero alarga el tiempo de cocción en la olla lenta.

Recomiendo preparar la salsa en un bol aparte y probar una pequeña cucharada: así ajustas la sriracha o la miel antes de cocinar. Cuando la salsa entra en contacto con la carne y se reduce, los sabores se intensifican.

Cocción en olla lenta

La clave de la olla lenta es el tiempo y la temperatura constante. Cocina en baja (low) para que los tejidos conectivos del muslo se deshagan progresivamente y la carne quede jugosa, no reseca ni desmenuzada.

Controla el punto con un termómetro de sonda si lo tienes: 74 °C en el centro es la seguridad alimentaria mínima. Algunas ollas son más calientes; si notas que los líquidos burbujean con fuerza, reduce el tiempo o baja la potencia si tu modelo lo permite.

Evita abrir la tapa repetidamente: cada vez que lo haces se pierde calor y la cocción se prolonga. Confía en el tiempo estimado y abre sólo cuando estés cerca del final o para comprobar la temperatura interna.

Espesar y servir

Para lograr una salsa con brillo y textura sedosa, transfiero los jugos a un cazo y añado vinagre de arroz antes de espesar con la solución de maicena. La maicena da un acabado translúcido que realza el aspecto y el sabor.

Si la salsa queda demasiado espesa, ajusta con una cucharada de agua caliente hasta obtener la consistencia deseada. Si queda demasiado líquida, déjala reducir a fuego medio-bajo unos minutos más sin dejar de remover.

Al emplatar, vuelco parte de la salsa sobre el pollo y dejo un cuenco con el resto para que cada comensal añada. Un toque final de cebolleta picada y semillas de sésamo siempre eleva la presentación.

Notas, variantes y conservación

En mi experiencia, esta receta es muy versátil y admite modificaciones sin perder su identidad. A partir de la base dulce-salada-picante se pueden crear versiones más suaves, más ácidas o con toques especiados según el perfil que busques. A continuación explico las variantes más útiles y cómo conservar el plato correctamente.

Variantes prácticas: si prefieres una versión menos dulce, reduce la miel a 2 cucharadas y aumenta el vinagre de arroz a 1 cucharada. Para una versión más intensa, añade una cucharada extra de salsa de soja y una pizca de aceite de chile. Si no tienes sriracha, puedes usar una cucharadita de pasta de chile o una pizca de chile en copos, ajustando al gusto.

Uso de muslos con hueso: puedes preparar la receta con 8 muslos con hueso; retira la piel antes de cocinar y aumenta el tiempo en 25–30 minutos en baja. El hueso aporta profundidad de sabor pero la carne tarda más en alcanzar la temperatura segura en el centro.

  • Pollo en cubos (pechuga): sirve para servir como salteado posterior, pero controla la cocción para que no se reseque.
  • Sustitutos de miel: si no tienes miel, 3 cucharadas de azúcar moreno disueltas funcionan; el perfil será ligeramente diferente.
  • Textura de la salsa: no omitas el paso de espesar en la placa; en la olla lenta no espesa correctamente.

Consejo de conservación: guarda pollo y salsa por separado cuando planees recalentar. En un recipiente hermético se mantiene 3–4 días en refrigeración. Para congelar, coloca la mezcla de pollo con salsa en un envase apto para congelador; dura hasta 3 meses. Al descongelar, recalienta a temperatura media y comprueba que alcance 74 °C antes de servir.

Errores comunes: 1) añadir demasiada sal al principio por la soja; siempre ajusta al final, 2) intentar espesar la salsa dentro de la olla lenta; requerirá reducción y no dará brillo, 3) cocinar demasiado tiempo en ollas muy calientes que deshacen por completo la textura. Con pequeñas atenciones se evita cada uno de estos fallos.

Tabla nutricional

La información nutricional que ofrezco corresponde a una ración estándar de esta receta. Es útil para planificar menús y ajustar porciones según necesidades energéticas. Ten en cuenta que los valores son estimativos: la marca de los ingredientes y el tamaño exacto de los muslos influyen en las cifras finales.

Concepto Por ración
Calorías 238 kcal
Grasas 7 g (Saturadas 2 g)
Colesterol 135 mg
Sodio 666 mg
Potasio 417 mg
Carbohidratos 15 g (Azúcares 11 g, Fibra 1 g)
Proteínas 28 g
Vitaminas y minerales Vitamina A 88 IU; Vitamina C 2 mg; Calcio 20 mg; Hierro 1 mg

Interpretación práctica: es una receta rica en proteínas y moderada en grasas, con una cantidad de sodio relativamente alta por la presencia de salsa de soja. Si controlas el sodio, opta por una salsa de soja baja en sal o reduce la cantidad y corrige el umami con un poco de caldo reducido.

Consejo nutricional: para equilibrar la comida, acompáñala con una guarnición de verduras al vapor o una ensalada de hojas verdes; el aporte de fibra y vitaminas compensará la densidad de la salsa.

Preguntas frecuentes

¿Puedo usar muslos con piel o con hueso?

Sí, puedes. La piel aportará más grasa y una textura distinta; yo prefiero quitarla para evitar que la salsa quede aceitosa. Si mantienes el hueso, el sabor será más profundo pero el tiempo de cocción aumentará.

Si usas muslos con hueso, añade 25–30 minutos extra en baja y comprueba con termómetro que el centro alcance 74 °C. Para un resultado uniforme, organiza los muslos con el hueso orientado hacia abajo para que el calor llegue mejor al centro.

En resumen: con hueso gana en sabor, sin hueso gana en rapidez y en que la salsa impregna de forma más directa la carne.

¿Puedo preparar la receta con antelación y congelarla?

Absolutamente. Para congelar, deja que la preparación se enfríe, divide en porciones y congela en recipientes herméticos. Es una excelente opción para comidas planificadas y para ahorrar tiempo en días de más trabajo.

Al descongelar, trasládalo al frigorífico la noche anterior y recalienta en una cacerola a fuego medio hasta que burbujee ligeramente. Comprueba la temperatura interna y sirve cuando alcance 74 °C.

Consejo de conservación: si vas a congelar, es preferible no espolvorear las cebolletas ni las semillas hasta el momento de servir para mantener textura y frescor.

¿Cómo ajustar el nivel de picante sin perder sabor?

La sriracha aporta picante y un matiz ligeramente dulce. Para reducir el picante, empieza con media cucharada y añade más al final si es necesario. Para intensificar sin subir el picante, incrementa la salsa de soja o añade un toque de aceite de chile en pequeñas cantidades.

Si alguna persona es especialmente sensible, ofrece la salsa aparte para que cada comensal regule al gusto. Así mantienes el perfil de la receta y evitas que un exceso de picante arruine la experiencia.

Mi recomendación: ajustar antes de cocinar y volver a probar después de reducir la salsa; los sabores se concentran y conviene rectificar al final.

¿Puedo espesar la salsa sin maicena?

La maicena es mi opción preferida por brillo y textura. Si no dispones de ella, puedes reducir la salsa a fuego medio hasta que concentre, aunque el resultado será menos sedoso. Otra alternativa es usar fécula de patata en proporciones similares.

Evita usar harina directamente, ya que dará un aspecto opaco y textura más harinosa. Si usas harina, haz un roux previo en una sartén y añádelo con cuidado, pero no es lo ideal para este estilo de salsa.

Consejo final: si buscas un acabado brillante y sedoso, manten la maicena; con 2 cucharadas disueltas en agua obtendrás la textura adecuada rápidamente.

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Lucia Gomez

Lucía Gomez es cocinera doméstica avanzada y redactora gastronómica centrada en cocina accesible: rápidas, saludables, repostería y batch cooking. Su metodología prioriza ingredientes asequibles, técnicas replicables y tiempos verificados en cocina real. Cada receta incluye lista de ingredientes clara, pasos numerados, variantes por alergias o preferencias y consejos de presentación sin artificios. Lucía dirige la línea editorial de fichas “smart” con tarjeta de información (porciones, tiempos, conservación) y tablas de nutrición aproximada. Apuesta por la recuperación de recetas tradicionales con enfoques modernos (airfryer, olla lenta) y por minimizar desperdicio con reaprovechamientos. Su comunidad valora su tono cercano, los resultados consistentes y su obsesión por testear medidas y horneados para evitar errores comunes.

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