El fracaso del cordón sanitario y la respuesta política
El vaticinio de la encuesta de La Vanguardia sobre el ascenso de Vox y Aliança Catalana refleja el fracaso del cordón sanitario y de la gestión de problemas que los partidos tradicionales no han sabido afrontar más allá de una serie de consignas vacías. Se han dejado pasar abusos que atentan contra los derechos fundamentales, como la prohibición de que las mujeres estudien en Afganistán, lo que resalta una falta de reacción contundente desde la izquierda.
La crítica hacia la izquierda es válida, ya que el activismo parecen priorizar causas lejanas sobre la necesidad de combatir atrocidades más cercanas que afectan a muchos. Por ejemplo, el burka y los controles parentales rígidos que imponen algunos barrios en el país son comparables en su gravedad a los efectos devastadores de los conflictos en Gaza. En este contexto, Vox y Aliança Catalana parecen capitalizar la indignación general. La encuesta puede interpretarse no solo como una inclinación hacia la extrema derecha, sino como un indicativo de la falta de propuestas democráticas satisfactorias que aborden realidades complejas, como la situación de los inmigrantes en el país.
Los inmigrantes, a quienes se amenaza con la deportación, son, a menudo, la mano de obra en sectores como la construcción, el transporte y el cuidado de personas mayores. Sin embargo, muchos se ven atrapados por mafias que operan en el top manta o en actividades delictivas, lo que representa una paradoja en la percepción pública. En las entrevistas y tertulias televisivas, la crispación es un elemento constante que fomenta la discordia en lugar de propiciar un debate constructivo. Las conversaciones sobre género y política parecen simplificarse a la confrontación sin un verdadero análisis de las soluciones posibles.
Es significativo que Sílvia Orriols, líder de Aliança Catalana, desde su propia perspectiva independentista, critique la islamización y la inmigración sin ofrecer alternativas viables. Aunque su diagnóstico puede ser contundente, presenta propuestas que carecen de fundamento realista. Las intervenciones de otros presentadores, como Mònica Terribas, reflejan la dificultad de mantener un diálogo efectivo, pues las emociones pueden nublar el análisis crítico.
Si el cordón sanitario contra Vox y Aliança Catalana ha fracasado, es crucial adoptar un enfoque diferente. En lugar de enfocarse en dar lecciones para reafirmar valores, es más productivo permitirles expresar sus puntos de vista. Esto abrirá la puerta para un debate que desmonte, con argumentos sólidos y no con gestos exagerados, su ideología en un espacio democrático.