Celebración de la Inauguración de Temporada del Liceu
Ayer, el Liceu celebró la inauguración de su temporada con una afluencia notable de dos mil invitados. A pesar de las obras en la Rambla, el recinto logró captar la atención con una alfombra roja que recibió a numerosos personajes del mundo de la cultura y las artes. Entre ellos se destacaron figuras como Josep Maria Pou, Pere Arquillué, y Alfred Garcia, quienes posaron para los medios en un ambiente de alegría y camaradería.
En esta ocasión, la ópera elegida fue ‘La zorrita astuta’ de Léos Janácek, una obra que, más allá de su valor musical, ofrece una profunda reflexión sobre el diálogo entre especies y la responsabilidad humana hacia el medio ambiente. Es significativa la forma en que la narrativa de la ópera, escrita en 1924, cobra relevancia en el contexto actual de crisis medioambiental y el uso indiscriminado del plástico.
A pesar de la relevancia del evento y de la obra elegida, la ausencia de representantes clave como el presidente de la Generalitat, Salvador Illa, y otras autoridades del Gobierno español fue notable. Sin embargo, estuvo presente la presidenta del Tribunal Supremo, Maria Isabel Perelló, así como el president del Parlament, Josep Rull, quienes demostraron su interés por el potencial conciliador de la cultura.
La función comenzó con un emotivo alegato contra la guerra, interpretado por el cellista solista Òscar Alabau, quien rindió homenaje a la paz a través de ‘El Cant dels Ocells’. Aunque la obra recibió aplausos, estos fueron en general moderados, lo que genera reflexión sobre la conexión entre la ópera y su público en eventos de celebración.
El director de escena Barrie Kosky presentó una visión innovadora, usando una mezcla de elementos visuales para dar vida a la historia, donde los humanos representan a los animales de manera simbólica. Esta elección de dirección invita al público a participar activamente en la interpretación de la obra, requiriendo que su imaginación complete el relato.
‘La zorrita astuta’ no es solo un espectáculo musical, sino un comentario sobre la vida, el amor y los desafíos del hiperconsumismo, enfatizando la importancia de la simplicidad en tiempos de excesos. Con una narrativa que toca la fibra sensible del espectador y un mensaje claro, la inauguración de temporada del Liceu se posiciona como un evento significativo en el calendario cultural barcelonés.
